|
Responsabilidad – Integridad – Confiabilidad
Eventos sobresalientes
Eventos sobresalientes del GAO-06-376, un reporte al Subcomité Permanente de Investigaciones, Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales, Senado de los EE.UU.
https://sites.morimor.com/wp-content/uploads/sites/20/2016/04/GAO-Corp-USA-tnx-260309.pdf
EXPOSICION DE MOTIVOS
La primera vez que Levin presentó este proyecto fue en el 2006 luego del demoledor Informe de la GAO contra las corporaciones y LLC de EE.UU. por no exigir la identidad del cliente o beneficiario de las personas jurídicas. Esta legislación no fue aprobada. Se volvió a presentar en los años 2008, 2009 y 2011 pero tampoco logró que se aprobara. La razón principal es la oposición de los senadores cuyos estados hacen negocio con la venta de personas jurídicas, en especial los senadores de los Estados de Delaware y Nevada. Hoy por hoy Estados Unidos de América no exige ni practica el principio de “Conozca a su cliente” en las personas jurídicas.
CONGRESO 112
1 ª sesión S. ll
Para garantizar que las personas que forman las corporaciones en los Estados Unidos divulgan los verdaderos propietarios de las corporaciones, a fin de evitar que los malhechores se aprovechen de las empresas estadounidenses que amenazan la seguridad nacional; para ayudar a hacer cumplir la ley; para detectar, prevenir y sancionar el terrorismo, el lavado de dinero y otras conductas indebidas que implica el uso de corporaciones de Estados Unidos, y para otros fines.
Levin, Grassley presenta proyecto de ley de lucha contra las corporaciones de EE.UU. con dueños ocultos
Martes, 02 de agosto 2011
WASHINGTON -. El senador Carl Levin, demócrata de Michigan, presidente del Subcomité Permanente de Investigaciones, y el senador Chuck Grassley, republicano por Iowa, miembro de mayor rango del Comité Judicial del Senado, esta semana presentaron la incorporación de Transparencia y Cumplimiento de la Ley de Asistencia para combatir los actos de terrorismo, lavado de dinero, evasión de impuestos, y otras fechorías que facilitan las empresas estadounidenses con propietarios ocultos. El proyecto de ley pondría fin a la práctica de los 50 Estados que forman las corporaciones de personas no identificadas, y en su lugar requerirían a los Estados obtener las identidades de las personas detrás de las corporaciones.
SEC. 2. RESULTADOS.
El Congreso concluye lo siguiente:
(1) cerca de 2.000.000 de empresas y sociedades de responsabilidad limitada se están formando bajo las leyes de los Estados cada año.
(2) Muy pocos Estados obtienen información válida sobre los propietarios efectivos de las corporaciones y sociedades de responsabilidad limitada constituidas con arreglo a sus leyes.
(3) Una persona que crea una sociedad o sociedad de responsabilidad limitada en los Estados Unidos por lo general proporciona menos información al Estado en el que incorpora; que la que se necesita para obtener una cuenta bancaria o licencia de conducir, y por lo general no nombra a un beneficiario individual.
(4) Los terroristas y otros criminales se han aprovechado de las debilidades en los procedimientos de formación del Estado, para ocultar su identidad al formar corporaciones o sociedades de responsabilidad limitada en los Estados Unidos, y que luego las han utilizado para apoyar a organizaciones terroristas, de tráfico de drogas y de grupos del crimen organizado internacional, así como para la comisión de malas acciones que afectan el comercio interestatal e internacional, tales como tráfico de drogas ilícitas y armas; lavado de dinero; evasión fiscal, fraude a través de Internet, fraude de valores, fraude financiero, delitos de propiedad intelectual, y los actos de corrupción extranjeros.
(5) Entre los que han abusado del procedimiento de incorporación del Estado, Victor Bout, un traficante de armas ruso ahora en custodia de Estados Unidos por cargos relacionados con terrorismo, utilizaba por lo menos 12 empresas constituidas en Texas, Florida y Delaware para llevar a cabo sus actividades, y ha sido acusado, en parte, por conspirar para vender armas a una organización terrorista que trataba de matar a ciudadanos de los Estados Unidos y funcionarios y oficiales federales.
(6) Los esfuerzos de aplicación de la ley para investigar las corporaciones y sociedades de responsabilidad limitada por sospechas de mala conducta que ponen en peligro la seguridad nacional se han visto obstaculizados por la falta de información disponible sobre la titularidad, según lo documentado en los informes y testimonios de funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Justicia, el Financial Crimes Enforcement Network del Departamento del Tesoro, el Servicio de Impuestos Internos, la Oficina de Responsabilidad del Gobierno, y otros.
(7) En julio de 2006, un líder internacional de una organización contra el lavado de dinero y el financiamiento anti-terrorista de la organización de financiación, el Grupo de Acción Financiera sobre Lavado de Dinero (en esta sección conocida como el GAFI»»), del que Estados Unidos es miembro , publicó un informe que criticó a EE.UU. por no cumplir con una norma del GAFI que exige la recopilación de información sobre los propietarios beneficiarios e instó a los Estados Unidos para corregir esta deficiencia al 10 de julio de 2008.
(8) En respuesta al informe del GAFI y para fortalecer las medidas para proteger la seguridad nacional, los funcionarios federales han instado repetidamente a los Estados a mejorar sus prácticas de formación mediante la obtención de información sobre los beneficiarios de las corporaciones y sociedades de responsabilidad limitada constituidas con arreglo a las leyes de esos Estados. Pero los Estados siguen formando millones de empresas con propietarios ocultos.
(9) Muchos Estados han establecido procedimientos automatizados que permiten a una persona formar una nueva corporación o sociedad de responsabilidad limitada en el Estado en un período de 24 horas mediante la presentación de una solicitud en línea (internet), sin ningún tipo de revisión previa de la aplicación por un funcionario del Estado. A cambio de una cuota sustancial, dos de los Estados crean una sociedad anónima, una hora después de la solicitud.
(10) Decenas de sitios de Internet ponen en relieve el anonimato de los beneficiarios de acuerdo con las prácticas de formación de algunos Estados, y apuntan a ellas como una razón para incorporar en éstos. También listan esos Estados, junto con las jurisdicciones offshore, como lugares preferidos para la formación de empresas nuevas, lo que consiste básicamente en proporcionar una invitación abierta a los terroristas y otros malhechores para que creen entidades dentro de los Estados Unidos.
(11) En contraste con las prácticas en 13 Estados de los Estados Unidos, todos los 27 países de la Unión Europea ya están obligados a que los agentes de formación de sociedades identifiquen a los beneficiarios de las corporaciones formadas por los agentes bajo las leyes de esos países.
(12) Para proteger la seguridad nacional, reducir la vulnerabilidad de los Estados Unidos de infracciones cometidas por las empresas estadounidenses y compañías de responsabilidad limitada con dueños ocultos; proteger el comercio interestatal e internacional contra terroristas y otros criminales que abusan de las empresas estadounidenses y compañías de responsabilidad limitada; fortalecer el derecho de investigar el cumplimiento de las empresas en cuestión y de sociedades de responsabilidad limitada; establecer normas mínimas para el level playing field entre las prácticas, y lograr que los Estados Unidos en conformidad con las normas internacionales contra el lavado de dinero, la lucha contra el terrorismo, las normas de financiación, la legislación federal necesaria para exigir a los Estados obtener información sobre los beneficiarios de las corporaciones y sociedades de responsabilidad limitada constituidas con arreglo a las leyes de esos Estados.
Por Eduardo Morgan Jr.
Publicado por La Estrella de Panamá
Agosto 21, 2018
Son incontables los oprobios que sufrió el país durante la existencia de la Colonia conocida como Canal Zone : la discriminación contra los panameños, el Gold Roll y Silver Roll (discriminación en los salarios); comisariatos y sanitarios separados para las personas de ‘color’, categoría que incluía a los ‘latinos’; tener que vivir en un gueto en el centro de tu propio país con ‘Aduanas’ y licencia de manejo y de automóvil (placa) para transitar por la ‘Zona’ enclavada en medio del territorio patrio. Estábamos tan aislados del resto del mundo que el mercado de la ‘Zona’ se convirtió en el mercado de exportación de nuestros productos agrícolas y muchas veces estos se tropezaban con las leyes proteccionistas del poder colonial y teníamos que rogarles que las compraran. Tenían hasta lecherías para surtir su población de productos lácteos y fincas agrícolas manejadas por ‘colonos’ para sus verduras y vegetales y para no tenerlas que adquirir de nuestros campesinos. El egoísmo del imperio para que Panamá no se desarrollara y progresara llegó a límites aberrantes cuando trató de impedir que obtuviéramos un préstamo con la garantía de ‘los fondos de la posteridad’ (los $8 millones del pago de $10 millones por la concesión invertidos en hipotecas en New York) para financiar la construcción de un ferrocarril, o una carretera entre Panamá y David. En ese tiempo hasta para ir a La Chorrera había que hacerlo por mar, porque el país carecía de vías de comunicación. En una nota del Departamento de Defensa al Departamento de Estado y del Tesoro (en 1911) se les pide que se opongan a como dé lugar a que Panamá obtenga ese financiamiento ‘porque para la defensa del Canal a Estados Unidos no le conviene que Panamá tenga buenas vías de comunicación’.
Conocer la historia y los prohombres que lucharon para lograr lo que hoy tenemos nos hará un mejor país y nos preparará para seguir luchando contra los imperios neocoloniales que inventan toda clase de subterfugios y listas discriminatorias, porque quieren evitar que Panamá sea un competidor de sus negocios. Panamá, país de servicios por excelencia, tiene perfecto derecho a utilizar su gran recurso, la posición geográfica, para competir en este mundo globalizado. Recordar la experiencia que tuvimos cuando nos privaron de nuestra posición geográfica debe servirnos para que no vuelvan a subyugarnos.
En cuanto a la Dignidad, nada más quiero referirme a la que se manifestó en el valor de nuestros estudiantes, mártires del 9 de Enero, y de ese gran patriota, el presidente Roberto. F. Chiari, cuando rompe relaciones con el imperio y exige un nuevo tratado para restaurarlas. ¿Creen ustedes que si los mártires del 9 de Enero no hubieran defendido su bandera y el presidente Chiari no hubiera roto las relaciones tendríamos hoy un Canal 100 % panameño, sin Zona del Canal y sin bases militares? Esa dignidad inspiró a Omar Torrijos a subir el último peldaño en la lucha generacional y a otro gran presidente, Guillermo Endara, a decirle al imperio que durante su Gobierno, entonces un país ocupado, no se hablaría de negociar bases militares.
La denuncia es otra de las armas del arsenal que utilizan los países pequeños para defenderse. Panamá la usó para afear la conducta colonialista de EE.UU. frente a todo el mundo. Recuérdese que en aquellos tiempos en el mundo había dos imperios: el malo, la Unión Soviética, y el bueno, Estados Unidos, que no podía ser considerado imperio bueno si mantenía el estatus de Panamá. Torrijos usó la denuncia con gran eficacia. La reunión del Consejo de Seguridad en Panamá en 1973, le hizo conocer al mundo entero nuestra situación de país explotado y con una colonia extranjera en medio de nuestro territorio. Torrijos consiguió el apoyo del resto del mundo e incluso con la divulgación llegó a la conciencia misma del pueblo americano. No hay que perder de vista que Estados Unidos es un gran país en donde la justicia, el ‘fair play ‘, ocupa un lugar importante. Así, logró que un porcentaje significativo de su opinión pública apoyara hacerle justicia a Panamá y ello llegó al alma misma de ese gran individuo, Jimmy Carter, para borrar esa mancha de la historia norteamericana.
El Gobierno panameño debe cumplir con la obligación que le impone claramente el artículo 17 de la Constitución Nacional de ‘proteger en su vida, honra y bienes a los nacionales donde quiera que se encuentren y a los extranjeros que estén bajo su jurisdicción’. Para ello, tendrá que emprender acciones rigurosas ante la OCDE y el Gobierno norteamericano, para que cesen los ataques e injusticias en contra de nuestro país y de quienes aquí convivimos.
http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/7-septiembre-1977-alcanzamos-victoria/24078981
Por Eduardo Morgan Jr.
Publicado por La Estrella de Panamá
Agosto 20, 2018
En esta fecha por siempre gloriosa en la historia de Panamá, 7 de septiembre, vino a mi memoria el homenaje, en 2016, que el entonces ministro de Gobierno, Milton Henríquez, ofreció a los que tuvimos la responsabilidad de ocupar, en algún momento, el cargo de Ministro de Gobierno. El honor me lo dispensó Milton, porque, según los anales que manejaba, soy uno de los decanos de los ministros de Gobierno que aún andábamos por este mundo. No dejé de reconocer que Milton pudo haber dado un salto cronológico y salirse del paso ignorando mi existencia, poniendo como excusa la consagrada frase ‘ministros de la Democracia’. Hoy reproduzco el discurso que pronuncié en aquel acto, porque sigue tan vigente como nuestra sostenida lucha por la dignidad de Panamá.
‘Hoy, 7 de septiembre esta gentil invitación de Milton coincide felizmente con la celebración del trigésimo noveno aniversario de la de la firma, en la OEA, de los Tratados Torrijos – Carter. Y Milton ni más ni menos, ha resucitado hoy el 11 de octubre de 1968, fecha de gran trascendencia en nuestra historia: los 13 años que cambiaron nuestro país. Sospecho que Milton ya me perdonó que en el programa radiofónico Infoanálisis (siempre me invitan para hablar del 11 de octubre) le dije, palabras más, palabras menos, ‘Milton, la génesis de la Democracia en Panamá es el 11 de octubre de 1968′. Todavía no borro de mi memoria su mirada y el ‘¡Cómo!’. Y mi rápida respuesta: ‘A mí me tocó como ministro de Gobierno intervenir en el nombramiento de la Junta Asesora que presidida por ese insigne jurista, Ricardo J. Alfaro, se encargó de iniciar las reformas electorales’. Recordemos que antes de las reformas electorales siempre ganaba el partido que estaba en el Gobierno (ahora siempre gana la oposición); y es parte de nuestra historia el famoso recuento de votos, cuando el comandante José A. Remón depuso al presidente Dr. Daniel Chanis, quien sucedió a Domingo Díaz (que había fallecido siendo presidente) y en el recuento se reconoció la victoria del candidato opositor, Dr. Arnulfo Arias Madrid.
Por supuesto que el gran logro de Torrijos fueron los Tratados Torrijos – Carter, que consolidaron nuestra independencia como Nación, la recuperación del Canal y nuestra gran riqueza, la posición geográfica. Nuestro Centro Financiero también fue creado en esa época. Todo esto lo logró al establecer un Gobierno de talentos. Las ideologías desaparecieron y fueron reemplazadas por una sola: la unidad del pueblo panameño para luchar por la consolidación de nuestra independencia y soberanía en todo nuestro territorio.
Esa unidad Torrijos la trasladó primero a nuestros hermanos de América Latina y el Caribe y luego, como apóstol, viajó por el mundo entero para convertir a todas la naciones a la causa panameña.
Hoy me permito sugerirle a Milton que se señale esta fecha como el Día de la Solidaridad de América Latina y el Caribe con Panamá, solidaridad que fue decisiva para mover al imperio norteamericano a acceder a nuestras pretensiones. La fuerza de este apoyo aparece en Internet en los documentos desclasificados este año por Estados Unidos sobre las negociaciones. El documento 77 es una transcripción de una reunión del Consejo de Seguridad de EE.UU., presidido por el presidente Gerald Ford para tratar el tema del Tratado con Panamá. Dice en síntesis: ‘Panamá nos importa un bledo; el problema lo tenemos con América Latina’. Y agrega Ford: ‘Cada vez que un mandatario nos visita el tema es Panamá’. Y dice Kissinger: ‘Cada vez que un funcionario nuestro va a alguno de esos países, el tema es Panamá. Si no concluimos un tratado con Panamá tendremos un problema permanente con América Latina’.
Nuestro país tiene una historia que merece ser contada. Es ejemplo de cómo un país pequeño es despojado por el imperio colonial de su riqueza, mediatizada, su soberanía y condenado a perpetuidad a la pobreza. Cómo logramos recuperar nuestra soberanía total y nuestra riqueza debe ser materia obligatoria del curso de relaciones con EE.UU., para que nuestros jóvenes conozcan de la lucha de nuestro pueblo que nos permitió ganar la guerra de la verdadera independencia.
En estos hechos históricos sobresalen los conceptos ‘Verdad’, ‘Dignidad’ y ‘Denuncia’.
El primero, la Verdad, destaca el atraco que se cometió con Panamá en la interpretación y aplicación del Tratado Hay – Bunau-Varilla. Para Panamá, país de servicio, el Canal era un complemento al ferrocarril y sus puertos. Nuestra riqueza no venía ni de la minería ni de la agricultura, sino de ser un país de tránsito. El nuevo tratado firmado con apuro y en horas de la noche por John Hay y Phillipe Bunau Varilla dejaba a Panamá sin las garantías que el Herrán – Hay le daba a Colombia. Sin embargo, a Panamá se le engañó con la cláusula que dejaba fuera de la concesión las ciudades de Panamá y Colón y sus puertos, que eran la razón de ser del tratado para Panamá. Cuando Panamá, en la nota que el embajador de Obaldía entrega a John Hay (preparada por el insigne Eusebio A. Morales), reclama a EE.UU. que estaba ocupando los puertos sin derecho, este le contesta una nota que confiesa el atraco hecho a nuestro país y es el preludio del maltrato que los panameños recibieron en su propio país. En esa nota le dice que el Tratado ha sido interpretado por Bunau – Varilla, embajador de Panamá, y que los puertos a los que se refiere el Tratado son los del Mercado Público, el Muelle Fiscal y el de Folks River en Colón. Y que por ciudades de Panamá y Colón se entiende solo lo ya construido.
http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/7-septiembre-1977-alcanzamos-victoria/24078785
Publicado por La Estrella de Panamá
Agosto 8, 2018
El pasado 31 de julio se cumplieron 37 años de la desaparición física de Omar Torrijos. Conocí a Omar a principio de los años 60. Desde entonces fuimos amigos y lo seguimos siendo aún después de su muerte. Siento su presencia, su ejemplo, su dedicación a servir como la inspiración para seguir luchando por Panamá. Su gran hazaña, unificar todo nuestro territorio, y recuperar la riqueza usurpada va de la mano con la revolución que desde 1968 cambió a este país para siempre. La profundidad de las reformas incluyen la reforma electoral, el reconocimiento de la clase media, la educación superior al alcance de todos, el Código de Trabajo, el desarrollo del Centro Financiero, y otras más hechas posibles por el Gobierno de talentos que distinguió a su mandato.
Su gran logro, el Tratado del Canal, fue mucho más que eso. Fue la conquista de nuestro territorio, de nuestra riqueza, de nuestra dignidad. Los que no vivieron los años de la Colonia no pueden saber del oprobio de ser ciudadanos de segunda en su propio país; el pasar por la aduana de Arraiján bajo la vigilancia de una policía extranjera; el tener licencia de manejar y placa de circulación que dijera ‘Canal Zone’; no haber vivido el 9 de Enero y ver el ejemplo de los institutores, de enfrentarse al poder Colonial y defender con su vida nuestra bandera. No es fácil describir la emoción de ver a Roberto F. Chiari romper relaciones con el Imperio; ver la siembra de banderas en el territorio usurpado, sentir en los libros de historia patria la protesta de nuestros próceres y el sentimiento de repudio a la perfidia del francés Bunau Varilla de traicionar a la naciente República, convirtiendo sus ciudades principales en guetos y robándonos los puertos. (Este francés bandido dijo que los puertos a que se refería el Tratado eran los del mercado público, el muelle fiscal y Folks River).
La lucha generacional, o el alpinismo, como él lo bautizó, fue la savia que nutrió el patriotismo de Omar al emprender la campaña mundial para vencer al gran Imperio, recuperar el territorio y riqueza ocupados y perfeccionar nuestra independencia. Pero hubo algo más. Así como san Pablo fue derribado del caballo por el rayo bíblico para convertirse en el gran propulsor del cristianismo, Omar recibió también su rayo. Este lo recibió en México cuando le avisaron que no podía volver. El ‘rayo’ bíblico que recibió Omar lo adornó con un gran carisma, o sea, ese don de atraer y fascinar que Dios da a los escogidos en beneficio de la humanidad.
Hoy, vemos con gran preocupación que los principios Torrijistas se están perdiendo. De ser una nación respetada, estamos aceptando toda clase de falsedades contra nuestra economía de servicios que buscan destruir nuestro registro abierto de naves, la Ley de Sociedades Anónimas y Fundaciones, Zona Libre, Panamá – Pacífico, los Centros de Llamadas (‘Call Centers’) las Sedes Regionales y todas aquellas instituciones con las que Panamá aporta a la globalización de la economía mundial y que sustentan más del 85 % de la nuestra (incluyendo, por supuesto, el Canal) y que nos permiten subsidiar al resto de nuestra economía, incluyendo la agrícola y áreas como la educación. Este desarrollo, bien manejado, nos permitirá incorporar a nuestras áreas indígenas y disminuir, hasta desterrar, las desigualdades que hoy tenemos en nuestra Nación.
Esto hace obligante que el PRD vuelva a gobernar y no hay mejor candidato que Ernesto Pérez Balladares, quien se formó con Omar, quien lo tuvo entre sus más cercanos colaboradores. El Toro tuvo una presidencia destacada. Tuve el honor y el privilegio de ser su embajador en Estados Unidos y vivir de primera mano las reformas que tanto ayudaron al desarrollo de nuestro país. Como un Torrijista PRD, y ya en el ocaso de mi vida, les pido que el partido cierre filas con el Toro y que reciba el apoyo de los actuales aspirantes, todos con méritos suficientes para dirigir al país, pero que pueden esperar elecciones futuras. Lo importante es que el PRD vaya unido a las próximas elecciones lo que, sin la menor duda, garantizaría el triunfo y mejores días para Panamá.
Cierro estos pensamientos con una cita del presidente de EE.UU., Jimmy Carter, que hace a Omar el homenaje que todavía nuestro pueblo le debe.
‘Tuve que lidiar con muchos líderes alrededor del mundo cuando era presidente, pero ninguna relación fue mejor que la que tuve con Omar Torrijos. Él era un hombre de una gran visión y de un increíble coraje. Era un hombre de una integridad que superó todas las grandes adversidades con el fin de alcanzar sus grandes metas. Siempre le agradeceré a Omar Torrijos la contribución que hizo a los Estados Unidos de América y la oportunidad que me proporcionó de formar parte de este gran logro del cual él merece todo el crédito’.
http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/recordando-omar/24076908
Por Juan David Morgan
Julio 28, 2017
Publicado por Revista Portada (https://portadapanama.com/el-retorno-del-pendulo-vi/)
Los acontecimientos recientes me mueven a volver sobre el tema de la oscilación pendular desde la transparencia extrema por razones fiscales hacia el derecho a la privacidad, consagrado en todas las constituciones del mundo occidental. Me refiero a la compra por parte del gobierno alemán de los mal llamados Panama Papers y a la publicación del libro Sociedades Peligrosas, de los esposos Scott Bronstein y Rita Vásquez, periodistas afiliados al diario La Prensa que participaron activamente en la investigación y posterior divulgación de los famosos papeles hackeados a Mossack Fonseca (MF).
El pago por parte del gobierno alemán de casi seis millones de dólares para adquirir la propiedad sobre el enorme cúmulo de documentos viene a convertir en verdad irrefutable algunas sospechas que se generaron a raíz de la aparición a nivel mundial de dichos documentos el 4 de abril de 2016. Quedó comprobado que se trató de una sustracción ilícita de documentos, y no de una “filtración”, y que dicha sustracción fue realizada con el propósito de lucrar y no de ayudar a la humanidad, como afirmara en una sorprendente declaración pública el autor del hackeo, conocido únicamente con el consabido apodo de John Doe, utilizado por los periodistas alemanes del diario Süddeutsche Zeitung que recibieron y entregaron los documentos al Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ, por sus siglas en inglés).
El afán de lucrar quedó al descubierto desde que, menos de dos meses después del lanzamiento de la campaña mundial en la que escogieron a Panamá como chivo expiatorio, apareció en Madrid, traducido al español, el libro Los papeles de Panamá, firmado por los mismos periodistas alemanes que se habían inventado al moderno Quijote que, por amor al prójimo y lanza en ristre, acometía contra los nuevos molinos de viento las actividades offshore. Quien estas líneas escribe, igual que muchos lectores, sabe que traducir un libro de 460 páginas, editarlo y publicarlo toma muchísimo más de dos meses, por lo que es obvio que la obra mencionada ya estaba en preparación desde antes del 4 de abril de 2016.
Tampoco hay que olvidar la forma en la que fueron publicados originalmente los papeles por el ICIJ: ellos advirtieron, muy claramente, que solamente publicarían el 5% de los más de once millones y medio de documentos e incluyeron, como suculento abreboca, los nombres de políticos, deportistas y artistas mundialmente conocidos. Sobre el resto afirmaron categóricamente que no serían publicados e incluso se negaron a entregarlos a autoridades de diversos países que los solicitaron.
Ahora la estrategia ha quedado clara: el 95% restante iban a ser vendidos al mejor postor. Recordemos también que mucho antes de la reciente compra por parte del gobierno alemán, y de acuerdo con noticias aparecidas en los medios periodísticos, ya Dinamarca y Argentina habían pagado una suma de dinero importante por adquirir los documentos relacionados a sus países. La aterradora conclusión a la que debemos llegar es que a veces el crimen sí paga. Robar documentos a una empresa para después venderlos al mejor postor es un delito que, igual que los denunciados a través de los papeles sustraídos, debe ser investigado y sancionado.
No hacerlo envía a la humanidad un mensaje sumamente negativo: puedes robar información y venderla con pingües ganancias siempre y cuando esa información pueda servir para incriminar a otros delincuentes. O sea, que el fin sí justifica los medios. Las consecuencias negativas de semejante precedente son inimaginables. Por otra parte, no sabemos, porque no se ha dicho, quién recibió los cinco millones setecientos mil dólares pagados por Alemania: ¿fue el ICIJ? ¿fue el hacker? Y una pregunta ingenua pero necesaria: quienquiera que haya sido el beneficiario final ¿habrá pagado impuestos sobre esa ganancia? Y si, efectivamente, estos se pagaron ¿el fisco de qué país fue el favorecido?
Vayamos ahora al libro publicado por Bronstein y Vásquez más de un año después de la aparición de los “Papeles de Panamá”, cuya lectura recomiendo por las interioridades que revela sobre la investigación llevada a cabo por los periodistas asociados en la ICIJ y por algunos comentarios y afirmaciones que contiene.
Los autores critican sin ambages la escogencia que hizo la ICIJ del nombre “Panama Papers” para designar los once millones y medio de documentos sustraídos a MF, escogencia a la que se habían opuesto, lo que los lleva a afirmar que aunque “El nombre Panama Papers pudo ser una frase pegajosa, sin embargo ha sido un completo fracaso bajo la perspectiva del periodismo”.
Dentro de ese mismo orden de ideas, reprochan el sensacionalismo con que se divulgó la noticia, especialmente por parte de los periodistas alemanes que originalmente recibieron la información robada. En este sentido, llama mucho la atención la afirmación que hacen Bronstein y Vásquez de que haber nombrado Panama Papers al proyecto “era lo mismo que lo que hacían los equipos de la televisión (se refieren a cadenas de televisión foráneas) correteando a Leticia Montoya, la mal afamada directora nominativa (se refieren a Mossack Fonseca) por todo Panamá para obtener una entrevista: podía ser un gran material para lograr grandes titulares, pero no solucionaba los problemas reales que existían. De hecho, creó una distracción innecesaria de dichos problemas”.
Bronstein y Vásquez también critican la hipocresía prevaleciente en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pues mientras atacaba a los países en vías de desarrollo por su falta de transparencia se olvidaban de que países desarrollados, como los Estados Unidos, rehusaban adoptar la imposiciones de ese cartel de países ricos, del cual dicho país es un miembro importante. Afirman los autores: “Antes de que aparecieran las historias sobre Mossack Fonseca, Panamá se había negado a seguir a la OCDE; sin embargo, los Panama Papers hicieron que esto cambiara. Frente a una presión internacional intensa, el presidente Varela se comprometió a adoptar las normas a pesar de que Estados Unidos no lo hubiese hecho”.
Y también afirman que “Panamá había sido de los últimos países en inmovilizar el uso de las acciones al portador; tal vez fue así porque otras jurisdicciones aún seguían ofreciéndolas a sus usuarios, y muy a pesar de las recomendaciones internacionales no terminaban de hacer los cambios que la mayoría habían efectuado. Sí, se trataba nada más y nada menos que de algunas acciones operadas desde Estados Unidos como Liberia y las Islas Marshall, ambas administradas desde firmas de abogados en Virginia y Maryland, respectivamente”.
Agrego yo que hoy esas jurisdicciones, que representan la principal competencia de Panamá en el registro abierto de naves, todavía siguen ofreciendo abiertamente y por internet sociedades con acciones al portador para el abanderamiento de naves.
El libro que comentamos también incluye una crítica muy significativa al Nobel de economía Joseph Stiglitz por su actuación como miembro de la comisión presidencial nombrada por el gobierno panameño para examinar y hacer recomendaciones que mejoraran el sistema financiero. Luego de afirmar que Stiglitz “se ha convertido rápidamente en el enemigo número uno de Panamá”, expresan: “Creo que fue por esto por lo que Stiglitz, al igual que Mark Pieth, su colega suizo, renunciaron a la comisión, y lo hicieron de la forma más dramática posible: una vez se percataron de que solamente estaban allí para sellar los cambios que Panamá ya había hecho, decidieron sabotear el proceso” Y añaden: “Fuentes cercanas a los miembros restantes del comité dijeron que Stiglitz había hecho peticiones al grupo, entre ellas financiamiento para realizar la investigación para un libro sobre el tema.
También dijeron que desde el principio tuvo choques con Alemán Zubieta, el ex administrador del canal, (de quien los autores se expresan en términos elogiosos) que había sido nombrado presidente.”
El libro Sociedades Peligrosas contiene otras críticas a la ICIJ por el afán de lucro que se hizo evidente desde el inicio del proyecto: la forma en que fueron divulgados los documentos de MF al ofrecer, como un abreboca, el 5% del total de la documentación; la venta parcial, anónimamente, de documentos a países como Dinamarca por una suma importante de dinero; y finalmente, y quizás lo más revelador, la instrucción dada por la ICIJ a los participantes en el proyecto Panama Papers, antes de que los documentos se dieran a la publicidad: “Después de la publicación —decía la ICIJ citado por los autores del libro— por favor no comparta ningún documento con funcionarios del gobierno, defensores o abogados.
Básicamente, no comparta los documentos con nadie. De existir alguna duda, dirija al ICIJ a las personas que solicitan los documentos”.
Todo lo anteriormente señalado en el libro que comento coincide con lo que expresé al inicio: en la agenda de la investigación y divulgación de los maliciosamente llamados Panama Papers siempre existió un afán de lucro que ahora comienza a conocerse plenamente. Y como viene ocurriendo desde que se inició la infame, injusta e inmerecida campaña contra Panamá, el péndulo sigue alejándose del extremo en que lo colocaron los frenéticos burócratas que hoy dirigen la OCDE, cuyo único objetivo parece ser el de convertir el planeta en un infierno fiscal.
Por Eduardo Morgan Jr.
Publicado por La Estrella de Panamá
Fecha: Mayo 1, 2017
«Así pude darme cuenta, por haberlo vivido, de lo grande que es la democracia en ese país y estamos seguros de que Trump aprenderá a vivir con ella»
En el año 2009, con motivo de la elección de Barack Obama como presidente de los EE.UU., escribí un artículo con el nombre ‘La lección de Obama’ que hoy quiero replicar, pero ahora con el nombre de Trump. Destaqué que la elección de Obama borró una larga historia de discriminación racial. Ahora, con Trump, la ‘lección’ a destacar es la realidad de lo que hace grande a EE.UU.: su democracia.
Donald Trump es, sin duda, un hombre fuera de la común. Una personalidad polifacética de trabajador incansable, hombre de negocios exitoso, dueño de una gran fortuna, gran parte producto de su trabajo y de su ingenio. Es también figura estelar de series de televisión, en las que proyecta su propia personalidad. Representa la filosofía de su pueblo que admira y venera el éxito que se traduce en grandes fortunas, donde los billonarios son considerados como ídolos que todos los años compiten por los primeros lugares en las listas que publican sus medios de comunicación.
Donald Trump es uno de esos pero también es algo más.
Tomó la decisión de entrar en la política para llegar a ser presidente de su gran país. Su carisma lo llevó a ganar las primarias de su partido con el apoyo de la gente, ya que el propio Partido Republicano nunca lo apoyó. Enfocó su campaña en los estados poblados por la masa que más se identificaba con él y con suficientes votos electorales para poder ganar, a pesar de que perdió por varios millones en el voto popular. No solo derrotó a su rival demócrata sino a las encuestas. Por su carácter autoritario, causó temprana preocupación en su país y en el mundo. Sus medidas antiinmigrantes, el absolutismo que quiere imponer en el comercio mundial, en las alianzas de defensa y sus promesas de utilizar el gran poderío militar para derrotar al terrorismo de la ISIS y parar la amenaza nuclear de Corea del Norte han creado, con razón, el temor de que la inestabilidad global vaya en aumento. Pero, ¡oh sorpresa! El autoritarismo del presidente Trump chocó de frente con lo que realmente hace grande a Estados Unidos: su democracia y sus instituciones.
Ni el presidente, por más poder que tenga, puede ir contra los frenos y contrapesos que son la esencia del sistema democrático. Así, un juez y un sheriff pusieron un alto a medidas del presidente, porque violaban leyes que estaban bajo la jurisdicción y competencia de ese juez o de ese sheriff. Y tanto el mundo como los Estados Unidos respiraron aliviados de que la democracia no solo los protegería a ellos sino al propio presidente. Seguro estoy de que Trump aprenderá la lección y tal vez llegue a ser un buen presidente para los Estados Unidos. No olvidemos que lo que hace grande a este país no es su inigualable poder militar sino los pilares fundamentales en los que se apoya su democracia: libertad de prensa sustentada en sus influyentes diarios; grandes universidades, donde el talento, más que el dinero, es la llave para ser admitidos; excelente burocracia sustentada en el ‘civil service’ que asegura la estabilidad y competencia de los empleados públicos; centros de investigación que facilitan que los norteamericanos ganen la mayoría de los premios Nobel y les permitió dar al mundo desde la comunicación por satélite hasta el Internet, democratizando de paso el acceso a las tecnologías de la comunicación.
Fui testigo durante mis estudios en la Universidad de Yale, y luego como embajador de Panamá ante el Gobierno norteamericano, de lo que significan los frenos y contrapesos de su gran democracia. Los puertos del Canal, Cristóbal y Balboa, resultaban obsoletos como puertos de trasbordo y el Gobierno del presidente Pérez Balladares decidió privatizarlos. Los que ganaran la concesión harían las inversiones necesarias para atender la carga local y el trasbordo que era la función más importante que tendrían como auxiliares de la posición geográfica y el Canal. Acudieron importantes empresas portuarias de Japón y Hong Kong, entre ellas Hutchinson Wampoa, quizá la más importante con puertos en todos los continentes.
Estados Unidos quiso que Bechtel, una de sus grandes empresas, obtuviera la concesión y trató de convencer al Gobierno para que se la otorgara en forma directa, ya que haría una oferta que no se podría rechazar por lo ventajosa que era para Panamá. Convencieron el presidente Pérez Balladares para que paralizara la licitación y atendiese la oferta Bechtel que para el presidente, al final, resultó una burla por lo que la descartó enseguida. La licitación siguió adelante y la ganó la empresa de Hong Kong antes mencionada. La reacción, la furia (no puede llamarse de otro modo), no se hizo esperar en los Estados Unidos.
Enseguida los seis senadores más importantes mandaron una nota al director de la Autoridad Marítima Federal indicando que había que ‘castigar’ a Panamá por haber discriminado contra intereses norteamericanos en la licitación de los puertos. Se hablaba de que iban a impedir a los barcos de bandera panameña llegar a puertos norteamericanos. Como era de esperarse, cundió el pánico en Panamá y me pidieron que como embajador contratara a una firma de abogados para que nos asesorara en el tema. Una sola nota preliminar de los abogados costó más de 5000 dólares y me di cuenta de que el magro presupuesto de la Embajada no alcanzaría para más. Envié entonces al asesor jurídico de la Embajada, Alfredo Suescum, acompañado por Lili Romero, que también actuaba como abogada, a que averiguaran con los funcionarios de la Comisión Marítima qué nos podría pasar y qué remedios tendríamos para mitigar los daños. Alfredo y Lili regresaron más que tranquilos y muy reídos. Les pregunté que para cuándo nos aplicarían la pena capital. Su respuesta: ‘Embajador, nos reunimos con los jefes de los diferentes departamentos y el mensaje es: ‘A Panamá no le pasará nada. Este es un asunto interno de Panamá y no tiene que ver nada con nosotros. No se preocupen por la carta de los senadores. Es algo político sin ninguna trascendencia para nosotros. Nuestro director también es un político, pero estas cosas las manejamos nosotros’.
Esta fue una gran lección de la fuerza que tiene la democracia que protege a los funcionarios contra imposiciones de sus jefes de momento. En efecto, el globo de los senadores se desinfló y aparte de la propaganda de grupos extremos de que Panamá estaba entregando el Canal a una empresa china (pasaban la bandera China sobre el Canal en propaganda de televisión), no se habló más del tema; no hubo sanción de ninguna clase y la Embajada se ahorró una fortuna en abogados.
Así pude darme cuenta, por haberlo vivido, de lo grande que es la democracia en ese país y estamos seguros de que Trump aprenderá a vivir con ella. Esperamos que con su gran dinamismo ayudará a que el planeta sea un poco mejor no solo para su pueblo sino para el resto del mundo. Esta es, sin duda, la mayor de las responsabilidades que deben asumir las grandes potencias.
ABOGADO
La política estatal se ha inclinado peligrosamente hacia el populismo, que no es más que el afán de buscar votos a través de subsidios, la mayoría de ellos sin justificación. Subsidiar indiscriminadamente es un despropósito.
Por Juan David Morgan
Publicado en Portada (https://portadapanama.com/la-izquierda-donde-esta/)
Marzo 2016
De acuerdo a un informe reciente del BID, Panamá ha sido el país de América que mejor desempeño económico ha tenido a lo largo de los últimos catorce años. Durante ese período, en los mejores años el crecimiento de la economía ha sobrepasado el doble dígito y en los peores se ha sostenido por encima del cinco por ciento, arrojando un promedio de crecimiento de siete por ciento anual. Sin embargo, Panamá es también, según el BID, el décimo país en el mundo y el primero en América donde peor se distribuye la riqueza. Entre nosotros la brecha entre ricos y pobres, antes que reducirse continúa expandiéndose. ¿A qué obedece la exagerada desigualdad social? ¿En quién o en quiénes recae la culpa?
Sin lugar a dudas, los principales culpables han sido los gobiernos, que no han sabido implementar las medidas necesarias para crear un sector productivo más homogéneo. La política estatal se ha inclinado peligrosamente hacia el populismo, que no es más que el afán de buscar votos a través de subsidios, la mayoría de ellos sin justificación. Está bien que se ayude a quienes realmente no pueden subsistir sin ayuda estatal: niños en riesgo, ancianos desamparados, personas discapacitadas, por mencionar algunos. Pero subsidiar indiscriminadamente, como hacen nuestros gobiernos, es un despropósito. No hay razón para hacerlo con el gas, la electricidad, el pago de impuestos, los malos estudiantes y un largo etcétera. Mientras el populismo sea la prioridad de los gobernantes no habrá manera de incorporar a las grandes mayorías al sector productivo, sencillamente porque no necesitarán superarse para sobrevivir. En lugar del estado benefactor de los países desarrollados estamos creando uno aún peor: el estado de la vagancia oficializada.
El segundo culpable es el sector privado, culpa que reside, fundamentalmente, en no haber coadyuvado a crear las condiciones necesarias para la inclusión de todos los sectores de la sociedad en las actividades productivas. Siendo la empresa el componente de la economía que más puede y debe influir en las políticas estatales, hasta ahora su actitud ha reflejado un conformismo coincidente con sus intereses económicos.
Existe un tercer culpable que nadie se preocupa en señalar. Hablo de las izquierdas, de aquellos que, olvidándose de su responsabilidad, culpan exclusivamente a los gobiernos y al sector privado de la desigualdad social. Pero ¿pueden los militantes de la izquierda actuar como si ellos no tuvieran nada que ver con esa desigualdad?
En Panamá los movimientos de izquierda surgieron desde los primeros años de la república. Existió un partido socialista, bien organizado y con líderes y seguidores importantes, que sin embargo hizo mutis temprano del escenario político panameño y nunca llegó a ejercer mayor influencia en el desarrollo socio-económico de la nación. Algo similar ocurrió al partido comunista, el partido del pueblo, cuyos líderes, de reconocida solvencia intelectual, tampoco llegaron a consolidar una organización política trascendente. Sus militantes fueron estudiantes y sindicalistas cuyos movimientos populares, justo es reconocerlo, influyeron muy positivamente en el devenir histórico de nuestras relaciones con los Estados Unidos. Sin embargo, poca o ninguna influencia ejercieron sobre el desarrollo de la economía. Tal vez la época de oro de las izquierdas surge, paradójicamente, con el advenimiento de los militares al poder en 1968. Desde muy temprano Torrijos reconoció que sin el apoyo de los intelectuales de izquierda sería muy difícil no solamente consolidar el golpe de estado sino, lo que era más importante, lograr la aprobación del tratado que se proponía celebrar con los Estados Unidos para la recuperación del canal y su zona. Torrijos se rodeó de reconocidos líderes de la izquierda a quienes incorporó a las negociaciones del tratado y cuyos consejos escuchó para romper el tradicional dominio de la oligarquía, convirtiendo a Panamá en un país con una clase media importante y leyes laborales que protegían los derechos del trabajador, todo ello sin descuidar el campo. Pero Torrijos falleció inesperadamente, los militares se atragantaron con el poder y en 1989 sufrimos la invasión de los Estados Unidos. A partir de ese momento, la izquierda en Panamá se fragmentó en sectores que jamás han logrado ponerse de acuerdo para hacer nada concreto que mejore la desigualdad social.
A esa izquierda correspondía, y aún corresponde, organizarse políticamente para llevar a la Asamblea Nacional y al Órgano Ejecutivo propuestas que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías, que ellos consideran su razón de ser. Pero nada de eso han hecho. Organizaron un partido político que participó en las últimas elecciones con tan pésimos resultados que ni siquiera lograron subsistir, todo esto producto de la falta de visión de sus líderes tradicionales. Esos líderes, que se han perpetuado durante varios lustros al frente de las organizaciones sindicales, todavía creen que se logra distribuir mejor la riqueza tirando piedras, cerrando calles e insultando. Mientras tanto los trabajadores urbanos continúan desempeñando sus labores en condiciones degradantes y los del campo desfallecen víctimas del abandono sin que las izquierdas hagan nada positivo para apoyarlos.
La falta de un liderazgo idóneo está afectando, desde hace muchísimo tiempo, las legítimas aspiraciones de las grandes mayorías e impidiendo que participen en la vida política del país con ideas que permitan comenzar a cerrar la brecha de la desigualdad social. La responsabilidad de que esa brecha sea la más vergonzosa de América y la décima más vergonzosa del mundo no puede atribuirse solamente al gobierno y al sector privado. Las mal llamadas organizaciones populares deben reconocer también su culpa y comenzar a organizarse, bajo liderazgos menos desgastados y más cónsonos con la realidad, de modo que su presencia se haga sentir con resultados que realmente mejoren la calidad de vida de las grandes mayorías y permitan, a la vez, su participación en el devenir político, económico y social del país.
Ricardo M. Alba
Consultor en Asuntos Económicos y Bancarios
Publicado en diario La Prensa
Febrero 21, 2017
“Si alguna vez supe cómo engañar a los demás y engañarme a mí mismo, he olvidado cómo hacerlo. Lampedusa, El Gatopardo”.
Los países con elevadas tasas de tributación (“infiernos tributarios”), que además gravan las rentas obtenidas por sus contribuyentes fuera de sus países de residencia, como no logran cobrar a estos los impuestos por rentas de fuente externa, han transferido al resto del mundo, especialmente a los países que son receptores de sus inversiones, la responsabilidad forzosa de ayudarles a recaudar tales impuestos.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), club de infiernos tributarios y países ricos, impone esta transferencia forzosa de responsabilidad por medio de su programa de “Competencia Tributaria: un asunto global emergente”, que data de 1998. Para su ejecución han generado y puesto en práctica unilateralmente regulaciones y métodos, y ha creado organismos que son controlados por la OCDE como es el caso del Foro Global sobre Transferencia e Intercambio de Información Tributaria y el Grupo de Revisión Paritaria, además de su vinculación con el Grupo de los Veinte.
La OCDE no disimula que su verdadero interés no es mejorar el grado de transparencia de la información tributaria en los diferentes países para prevenir o evitar la evasión tributaria, ni aún aquella relacionada con las actividades de sus residentes en el extranjero, sino facilitar el acceso irrestricto, amplio y expedito de esta información a los organismos de recaudación tributaria de sus países miembros. En consecuencia, han elaborado instrumentos para el suministro de la información a requerimiento como son la reforma de los artículos 25 y 26 del Modelo de Convenio para Evitar la Doble Tributación, el Acuerdo para el Intercambio de Información Tributaria, el Modelo universalizado para el Intercambio Automático de Información y un mecanismo del tipo de la Ley de Cumplimiento Tributario de Cuentas Externas de EEUU. Y hace poco tiempo, la Convención sobre Asistencia Mutua en Materia Fiscal, a la cual ha adherido recientemente el Gobierno de Panamá. La adopción de Panamá de tales normas se ha debido enteramente a la presión de la OCDE; en ningún caso a decisiones autónomas de nuestro país.
El esquema de aplicación de sus presiones por parte de la OCDE, tanto en el ámbito tributario como en el de blanqueo de capitales, ha sido y seguirá siendo “nombrar, culpar y avergonzar” (name, blame and shame). Los países que no ceden fácilmente a la presión son nombrados (listas negras, grises, blancas), culpados (listas de no cooperadores) y avergonzados (daños de reputación y amenazas de aplicación de sanciones por el Grupo del G- 20 y otros organismos controlados por los infiernos tributarios).
Sería un lamentable descuido pensar que las presiones de la OCDE cesarán en aspecto (o suministro unilateral) del intercambio de información. Ahora continuarán aplicando las que se refieren a la elusión tributaria y en particular a su proyecto sobre Erosión de la Base Tributaria y el Traslado de Beneficios (BEPS), cuyas implicaciones sobre la inversión externa en Panamá- existentes y por venir- deber ser estudiadas cuidadosamente.
Al gobierno de Panamá no le fue posible sustentar exitosamente ante la OCDE el acertado planteamiento del señor Presidente de la República en la Organización de Nacionales Unidas, en septiembre de 2015, en el sentido de que Panamá examinaría el intercambio automático de información tributaria como un asunto estrictamente bilateral, sujeto a la conveniencia del país.
No obstante, en desarrollo de una política nacional efectiva, coherente, viable y de largo plazo sobre defensa de los servicios internacionales, es necesario incorporar los elementos siguientes:
1. Panamá debe obtener compensación por el suministro de información tributaria, en lo que respecta al costo administrativo y operativo del suministro y a la pérdida de competitividad de sus servicios y, más aún, por la ventaja económica que produce esa información para la recuperación tributaria y otras ventajas económicas y de aplicación de la justicia interna en el país receptor. En el sentido más específico posible, Panamá debe negociar con cada país la distribución equitativa y razonable del monto de impuestos que sus autoridades tributarias hayan logrado recuperar debido a la información suministrada por Panamá.
2. Esta compensación debe gestionarse bilateralmente y concretarse adicionalmente en beneficios de cualquier tipo para cualquier sector económico o social del Panamá, sin limitarse a proveedores de servicios legales o bancarios. La gestión de compensación necesita el esfuerzo organizado y diligente del país (Gobierno y Sector Privado) para tener en todo momento a disponibilidad un inventario de las ventajas compensatorias que debe negociar con cada país.
3. El fisco debe cobrar a los proveedores de servicios de Panamá el costo de compilar su información y enviarla a las autoridades tributarias del extranjero. De no ser así, sería un subsidio inequitativo y regresivo por parte de los contribuyentes a tales proveedores de servicios bancarios, financieros, legales y de otro tipo.
4. Es de fundamental importancia para lograr estos objetivos contar con equipos profesionales con la debida solvencia técnica, carentes de conflictos de intereses con proveedores de servicios e identificados con el interés nacional. No menos importante es la capacidad moral del Gobierno de Panamá, basada en el cumplimiento de los compromisos, que logre generar en los interlocutores el debido respeto y atención.
5. Esta política de negociar y lograr compensación por el suministro de información y la pérdida de competencia fiscal debe ser un acto autónomo e independiente de Panamá, sin estar sometido a tutela de la OCDE, de la Organización Mundial del Comercio, del Banco Mundial ni de ningún otro Gobierno extranjero u organismo internacional.
Por Juan David Morgan
Publicado por Portada Panamá
Febrero 2017
Tres acontecimientos recientes han vuelto a impulsar el péndulo hacia el sitio que le corresponde en los temas de la transparencia, de la privacidad y de la soberanía fiscal de los Estados. Veámoslos en orden cronológico.
1) En su discurso en torno al alcance de la decisión del Reino Unido de abandonar Europa (el denominado BREXIT), pronunciado en Lancaster House antes de dirigirse al encuentro mundial de líderes gubernamentales y empresariales en Davos, la Primera Ministra inglesa, Theresa May, expresó que Gran Bretaña tendrá la “libertad de establecer tarifas de impuestos competitivas y abrazar las políticas que atraerían a las mejores compañías y los más grandes inversionistas del mundo a Gran Bretaña”. Añadió que si su país “fuera excluido del Mercado Único Europeo se sentiría en libertad de cambiar las bases de su modelo económico”. Estas declaraciones, emitidas por la Primera Ministra de Inglaterra, un país que desde siempre ha cobijado bajo su ala protectora algunos de los más importantes “paraísos fiscales” (Islas Vírgenes Británicas, Jersey, Isle of Man, Guernsey y Gibraltar, por mencionar algunos, sin olvidarnos de Irlanda) son la espada de descabello a la campaña emprendida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en contra de lo que sus dirigentes denominan “competencia fiscal dañina” (“harmful tax competition”). Recuérdese que con esta frase emblemática, que no fue más que un eufemismo, la OCDE consagró su empeño de lograr que todos los países del orbe se abstengan de otorgar incentivos fiscales y sometan su poder soberano de legislar en materia fiscal a los designios de ese cartel de países desarrollados. Vale aclarar que, como hoja de parra para ocultar la vergüenza, la OCDE ya está aceptando países que, sin pertenecer al primer mundo, anhelan ser invitados a la fiesta. Y digo que las declaraciones de la primera ministra inglesa vienen a constituirse en la espada de descabello de ese empeño de la OCDE porque ya el escándalo del offshore, que algunos malintencionados todavía insisten en llamar Panama Papers, se encargó de develar que en trece de los Estados que conforman los Estados Unidos de América, sin duda el miembro más importante de la OCDE, existen jurisdicciones consideradas como paraísos fiscales, siendo Delaware, Nevada y Wyoming las más conocidas.
2) Bajo el título “Europa Debe Limpiar su Patio”, hace poco vio la luz pública un documento emitido por el Partido Verde en Europa, producto de una prolija investigación llevada a cabo como consecuencia del escándalo provocado por la publicación de los documentos sustraídos a Mossack Fonseca. El reporte identifica a los verdaderos responsables del escándalo, un total de ciento cuarenta intermediarios, entre ellos bancos, auditores, abogados y fiduciarias, de los cuales ciento veintisiete, es decir, el noventa por ciento tienen presencia en Europa y, dentro de esta, principalmente en países que, por supuesto, son miembros distinguidos de la OCDE. Figuran en la lista tres de las entidades bancarias más importantes de Francia, país que de la noche a la mañana se ha constituido, por derecho propio, en verdugo de Panamá y que alberga en París las oficinas de la OCDE. No debe sorprendernos que el país que con más intermediarios aparece en la investigación del Partido Verde europeo sea el Reino Unido que, como expusimos antes, hoy coquetea con la idea de convertirse en el equivalente de un gran oasis fiscal en las costas mismas de Europa. Por supuesto que en la larga lista de intermediarios no hay ninguna entidad panameña, ni siquiera una. ¿Papeles de Panamá? ¿Qué dirán ahora los señores del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ)?
3) Por último, el tema que más directamente afecta a nuestro país guarda relación con la decisión recientemente adoptada por el Parlamento Europeo de cambiar el nombre a la comisión establecida para investigar los posibles delitos develados con la divulgación de los documentos del offshore sustraídos a la firma Mossack Fonseca. En efecto, siguiendo la directriz lanzada al mundo por los periodistas agrupados en el ICIJ, el Parlamento Europeo había designado con el nombre Panama Papers a su referida comisión investigadora. Ahora, después del loable esfuerzo realizado por la actual presidenta del Parlacen, Priscilla Weeden de Miró, quien, como la inmensa mayoría de los panameños, consideró injusto y ofensivo llamar con el nombre de nuestro país a los documentos del escándalo offshore, el Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, ha notificado a su colega del Parlamento Centroamericano que han desechado el nombre de Panama Papers y que el nuevo nombre con el que se conocerá dicha comisión será el más justo y sensato de Blanqueo de Capitales, Elusión y Evasión Fiscal. Un importante triunfo para Panamá, país que desde que aparecieron los malhadados papeles ha venido insistiendo, a través de voceros del gobierno y del sector privado, que utilizar el nombre de nuestro país, escogido con el único fin de mercadear mejor el escándalo, como afirman sin siquiera sonrojarse los periodistas de ICIJ, responsables de su creación y divulgación, constituye no solamente una ofensa a nuestra dignidad sino también una injusticia que mucho ha perjudicado nuestra reputación como país proveedor de servicios.
O sea, pues, que el péndulo sigue oscilando, continúa alejándose del extremo absurdo e insostenible en el que quieren mantenerlo los burócratas de la OCDE para acercarse a un lugar más acorde con la realidad. Se comprueba así, una vez más, que por más poderosos que sean, en un momento dado, los pregoneros de la hipocresía y la maledicencia, al final del camino la verdad siempre triunfa.
Por: Juan David Morgan
Publicado por Portada Panamá
Octubre 24, 2016
El péndulo sigue moviéndose. Esta vez impulsa su retorno desde la mentira hacia la verdad, la investigación abierta por el Parlamento de Europa con el fin de determinar si, con base en las revelaciones resultantes de los más de 11 millones de documentos sustraídos al bufete Mossack y Fonseca, la Comisión Europea y los Estados miembros cometieron alguna infracción en materia de blanqueo de capitales y evasión fiscal.
Noticias publicadas por el diario La Prensa el 28 de septiembre pasado, emanadas de las primeras sesiones de dicho parlamento, revelan las declaraciones de algunos de los periodistas que llevaron a cabo la investigación de los documentos injustamente llamados “Papeles de Panamá”. Tales revelaciones no pueden ser más elocuentes, como se desprende de los testimonios de algunos periodistas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, según sus siglas en inglés). Así, el periodista de la radio alemana NDR Germany, Jan Strozyk, expresó: “Con el análisis de los documentos encontramos más de quinientos bancos implicados en todo el mundo. Treinta de estos estaban vinculados con Alemania, es decir, o eran bancos alemanes o bancos extranjeros muy activos en territorio alemán. De los diez principales bancos intermediarios, cuatro eran de Luxemburgo, tres de las islas del Canal (ingleses), dos de Suiza y uno de Mónaco. Así es que no estamos hablando de Panamá, estas son cosas que están sucediendo aquí en Europa”. Y añadió el periodista: “Mossack Fonseca, al igual que muchos otros proveedores de empresas offshore, no trabaja con el cliente final. Esto es algo que hemos visto de los documentos”. Por su parte, otro periodista, Kristof Clerix, de la revista belga Knack, enfatizó que fueron los bancos los últimos responsables de la creación de empresas offshore.
Se va aclarando, pues, la injusticia, y, más que injusticia, la maldad que significó la utilización del nombre de nuestro país para difundir los papeles que destaparon el escándalo de las evasiones fiscales mundiales. Como ya hemos dicho antes, no era panameño ni de Panamá ninguno de los bancos que figuran en dichos papeles, bancos que, finalmente, comienzan a aparecer como los que producían los clientes de las estructuras offshore y mantenían la relación con ellos. Además, de acuerdo con el portal de internet de la ICIJ, la lista de jurisdicciones donde se constituyeron la mayoría de esas estructuras la encabeza las Islas Vírgenes Británicas (BVI), con más del doble de las constituidas en Panamá. Asimismo, en la lista de los países donde operan el mayor número de intermediarios mencionados en los papeles del offshore, Panamá figura en un lejano quinto lugar, detrás de Hong Kong, el Reino Unido, Suiza y los Estados Unidos. Para tener una idea de la diferencia entre el primero y el quinto lugar, basta señalar que Panamá aparece con menos del 25% de los intermediarios de Hong Kong.
Veamos ahora lo que escribieron los periodistas del diario alemán Süddeutsche Zeintung, Bastian Obermayer y Frederik Obermaier, autores del libro Los Papeles de Panamá (escrito originalmente en alemán y publicado en España, en español), en junio del 2016, sospechosamente apenas dos meses después de que estalló el escándalo de los denominados “Panama Papers”. En la página cuarenta y ocho del libro afirman los periodistas que el título original de su trabajo era “El bufete del mal”, y en la página 302 relatan cómo el nombre “Panama Papers” fue idea del director de la ICIJ, en Washington, Gerard Ryle. Luego añaden los periodistas del diario alemán en la página 303: “’Papeles de Panamá’… Será cuestión de acostumbrarse, pero suena bien. ¿O acaso hemos dejado de ser medianamente objetivos sobre nuestro mastodóntico proyecto?”. Fue, tal vez, esa falta de objetividad al escoger el nombre de nuestro país, solamente porque “sonaba bien”, la que llevó a los periodistas a incluir, bajo el título “Los Papeles de Panamá”, un subtítulo que dice textualmente: “El club mundial de los evasores de impuestos”.
El gran daño hecho a Panamá al arropar bajo su nombre a los evasores mundiales de impuestos es irreversible, pero al final del día la verdad siempre se abre camino y ya el péndulo comienza a regresar demostrando la injusticia cometida por los periodistas de la ICIJ pero, sobre todo, por los burócratas de la OCDE y algunos de sus países miembros, como Francia, que han aprovechado el escándalo para continuar atacando con una saña inusitada a nuestro país.
Lamentablemente, ahora nos enteramos de que, a pesar de la confesión de los propios autores del libro los Papeles de Panamá y de las verdades que están surgiendo de las investigaciones del Parlamento Europeo, otros interesados van a utilizar el nombre de “Panama Papers” para lucrar, sin importarle el daño que con ello siguen causando a nuestro país. Es el caso de la esposa del señor Joseph Stiglitz, Anya Schiffrin. Luego de que Stiglitz renunció, arteramente y con escándalo, a la comisión en la que había sido nombrado por el presidente de la república para estudiar cómo podía Panama mejorar su transparencia financiera, la señora de Stiglitz, profesora junto a su esposo de la Universidad de Columbia, en Nueva York, ha decidido dictar un curso al que ha puesto por nombre “The Panama Papers”. Como si el nombre de nuestro país fuera una mercancía con la cual se puede comerciar sin ninguna consecuencia. Ya hay algunos abogados panameños que han levantado sus voces de protesta, así como también entendemos que lo están haciendo exalumnos panameños de esa importante universidad de los Estados Unidos. Esperamos que el Gobierno Nacional se haga eco de esas protestas y deje oír su voz ante el atrevimiento que significa continuar utilizando el nombre de Panamá para mercadear escándalos.
Mientras tanto, y a pesar de todas las mentiras y los ataques de que ha sido víctima nuestro país, el péndulo sigue moviéndose, continúa alejándose de las mentiras y las calumnias para aproximarse a la verdad, que al final siempre termina prevaleciendo.
https://portadapanama.com/retorno-del-pendulo-iii/
|
|