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A ver si la OCDE se llena de valor

Por Álvaro Tomas

Publicado en diaro La Prensa

Agosto 17, 2016

Trato Discriminatorio

¿Hasta cuándo seguirán escribiendo, dando entrevistas y atacando a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) aquellos que se oponen a que Panamá tire la toalla en defensa de su plataforma de servicios? Fácil. Hasta que dejen de tratarnos como una república bananera. Hasta que se acabe la doble moral de los países desarrollados. Hasta que se aplique el derecho internacional público que rige las relaciones entre los estados. Hasta que haya un level playing field. Hasta que los cobardes de la OCDE le exijan al mayor centro financiero del mundo seguir las reglas que impone dicho organismo a los demás centros financieros.

Por favor lean este artículo de The New York Times, con fecha 8 de agosto de 2016: https://www.nytimes.com/2016/08/09/business/states-vie-to-protect-the-wealth-of-the-1-percent.html?emc=eta1&_r=0. Es decir, las prácticas o estrategias legales de protección de activos que existen en Panamá, a través de vehículos jurídicos, como sociedades anónimas, fundaciones y fideicomisos, son buenos negocios para Nevada y Delaware, pero no para nuestro país.

Pareciera que Panamá, por el simple hecho de ser una pequeña nación que busca su espacio en el mercado financiero global, para competir, no puede realizar el negocio que se pelean varios estados de la nación estadounidense. Miren cómo, sarcásticamente, Greg Crawford, presidente de Alliance Trust Company de Nevada explica que las publicaciones que afirman que clientes de Mossack Fonseca tenían sociedades en Nevada, han sido una fuente de publicidad gratuita. “Nos ha ayudado, créanlo o no, ya que he recibido más llamadas de personas extranjeras, familias establecidas, que están interesados en Nevada”. Crawford disputa la noción de que está siendo cómplice de actividades criminales: “La personas honestas, éticas, que cumplen con sus obligaciones tributarias y solo desean privacidad, están felices de poner sus activos en Estados Unidos”.

El artículo escrito por Patricia Cohen sigue mencionando que, en Nevada, más allá de las ruletas y maquinitas de juego hay un batallón de abogados tributarios, contadores, asesores, fiduciarios y banqueros que ofrece servicios para proteger la riqueza de sus clientes-elite, de los juicios de acreedores, divorcios y recolectores de impuestos federales o estatales.

Nevada no es el único estado de Estados Unidos que se favorece con esta plataforma de servicios financieros y legales, también están: Delaware, Dakota del Sur, Alaska, New Hampshire, Wyoming, Tennessee y Ohio; y todos sus profesionales tienen la expectativa de “acceder al tesoro de tres trillones de dólares [1 trillón equivale a un millón de billones, es decir, un 1 acompañado de 18 ceros] que habían sido administrados desde paraísos fiscales como Islas Caimán”.

Incluso el escrito alega que New Hampshire ha cambiado leyes, rebajado impuestos y facilitado la transferencia de activos para hacerse una plaza atractiva al negocio que el artículo denomina “escudar la riqueza”.

Me pregunto: ¿Con qué cara se miran los burócratas de la OCDE y los ministros de finanzas de los países del G-20, cuando este tipo de noticias salen publicadas por diarios como The New York Times. La OCDE no debe seguir señalando que los trillones de dólares que necesitan, para rescatar sus economías socialistas, están en Panamá, Las Bahamas o Barbados. Debe ser obvio, al menos para el lector de esta noticia, adónde se encuentran parte de esos trillones.

Señores Gurría y Saint-Amans de la OCDE, ármense de valor y busquen dónde están los bancos que guardan la mayor cantidad de los fondos no declarados y las jurisdicciones en que se encuentran las estructuras legales para esconderlos. Denúncienlos con el mismo tono incriminatorio que atacan a las plataformas de servicios financieros y legales de los países más pequeños del Caribe y Panamá. No le pongan un asterisco y un pie de página en su lista.

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