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El retorno del péndulo V

Por Juan David Morgan

Publicado por Portada Panamá

Febrero 2017

Tres acontecimientos recientes han vuelto a impulsar el péndulo hacia el sitio que le corresponde en los temas de la transparencia, de la privacidad y de la soberanía fiscal de los Estados. Veámoslos en orden cronológico.

1)      En su discurso en torno al alcance de la decisión del Reino Unido de abandonar Europa (el denominado BREXIT), pronunciado en Lancaster House antes de dirigirse al encuentro mundial de líderes gubernamentales y empresariales en Davos, la Primera Ministra inglesa, Theresa May, expresó que Gran Bretaña tendrá la “libertad de establecer tarifas de impuestos competitivas y abrazar las políticas que atraerían a las mejores compañías y los más grandes inversionistas del mundo a Gran Bretaña”. Añadió que si su país “fuera excluido del Mercado Único Europeo se sentiría en libertad de cambiar las bases de su modelo económico”. Estas declaraciones, emitidas por la Primera Ministra de Inglaterra, un país que desde siempre ha cobijado bajo su ala protectora algunos de los más importantes “paraísos fiscales” (Islas Vírgenes Británicas, Jersey, Isle of Man, Guernsey y Gibraltar, por mencionar algunos, sin olvidarnos de Irlanda) son la espada de descabello a la campaña emprendida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en contra de lo que sus dirigentes denominan “competencia fiscal dañina” (“harmful tax competition”). Recuérdese que con esta frase emblemática, que no fue más que un eufemismo, la OCDE consagró su empeño de lograr que todos los países del orbe se abstengan de otorgar incentivos fiscales y sometan su poder soberano de legislar en materia fiscal a los designios de ese cartel de países desarrollados. Vale aclarar que, como hoja de parra para ocultar la vergüenza, la OCDE ya está aceptando países que, sin pertenecer al primer mundo, anhelan ser invitados a la fiesta. Y digo que las declaraciones de la primera ministra inglesa vienen a constituirse en la espada de descabello de ese empeño de la OCDE porque ya el escándalo del offshore, que algunos malintencionados todavía insisten en llamar Panama Papers, se encargó de develar que en trece de los Estados que conforman los Estados Unidos de América, sin duda el miembro más importante de la OCDE, existen jurisdicciones consideradas como paraísos fiscales, siendo Delaware, Nevada y Wyoming las más conocidas.

2)      Bajo el título “Europa Debe Limpiar su Patio”, hace poco vio la luz pública un documento emitido por el Partido Verde en Europa, producto de una prolija investigación llevada a cabo como consecuencia del escándalo provocado por la publicación de los documentos sustraídos a Mossack Fonseca. El reporte identifica a los verdaderos responsables del escándalo, un total de ciento cuarenta intermediarios, entre ellos bancos, auditores, abogados y fiduciarias, de los cuales ciento veintisiete, es decir, el noventa por ciento tienen presencia en Europa y, dentro de esta, principalmente en países que, por supuesto, son miembros distinguidos de la OCDE. Figuran en la lista tres de las entidades bancarias más importantes de Francia, país que de la noche a la mañana se ha constituido, por derecho propio, en verdugo de Panamá y que alberga en París las oficinas de la OCDE. No debe sorprendernos que el país que con más intermediarios aparece en la investigación del Partido Verde europeo sea el Reino Unido que, como expusimos antes, hoy coquetea con la idea de convertirse en el equivalente de un gran oasis fiscal en las costas mismas de Europa. Por supuesto que en la larga lista de intermediarios no hay ninguna entidad panameña, ni siquiera una. ¿Papeles de Panamá? ¿Qué dirán ahora los señores del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ)?

3)      Por último, el tema que más directamente afecta a nuestro país guarda relación con la decisión recientemente adoptada por el Parlamento Europeo de cambiar el nombre a la comisión establecida para investigar los posibles delitos develados con la divulgación de los documentos del offshore sustraídos a la firma Mossack Fonseca. En efecto, siguiendo la directriz lanzada al mundo por los periodistas agrupados en el ICIJ, el Parlamento Europeo había designado con el nombre Panama Papers a su referida comisión investigadora. Ahora, después del loable esfuerzo realizado por la actual presidenta del Parlacen, Priscilla Weeden de Miró, quien, como la inmensa mayoría de los panameños, consideró injusto y ofensivo llamar con el nombre de nuestro país a los documentos del escándalo offshore, el Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, ha notificado a su colega del Parlamento Centroamericano que han desechado el nombre de Panama Papers y que el nuevo nombre con el que se conocerá dicha comisión será el más justo y sensato de Blanqueo de Capitales, Elusión y Evasión Fiscal. Un importante triunfo para Panamá, país que desde que aparecieron los malhadados papeles ha venido insistiendo, a través de voceros del gobierno y del sector privado, que utilizar el nombre de nuestro país, escogido con el único fin de mercadear mejor el escándalo, como afirman sin siquiera sonrojarse los periodistas de ICIJ, responsables de su creación y divulgación, constituye no solamente una ofensa a nuestra dignidad sino también una injusticia que mucho ha perjudicado nuestra reputación como país proveedor de servicios.

O sea, pues, que el péndulo sigue oscilando, continúa alejándose del extremo absurdo e insostenible en el que quieren mantenerlo los burócratas de la OCDE para acercarse a un lugar más acorde con la realidad. Se comprueba así, una vez más, que por más poderosos que sean, en un momento dado, los pregoneros de la hipocresía y la maledicencia, al final del camino la verdad siempre triunfa.

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