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Panamá en la encrucijada de la OCDE II Parte

Una Alfú de Reyes

Publicado por AN Panamá

En la Primera Parte de este artículo, nos referimos a algunos aspectos sobre la elaboración del plan de acción de Suiza en torno a su adhesión al acuerdo multilateral para el intercambio automático de información fiscal (IAI), a fin de que sirva como referencia y material de debate a los actores tanto públicos como privados en el manejo del desacuerdo de Panamá con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) acerca de los mecanismos de intercambio de información tributaria. En esta Segunda Parte, haremos alusión a los posibles obstáculos prácticos que se prevén para la puesta en marcha del principio de reciprocidad bajo el mencionado acuerdo.

Philippe Braillard, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Ginebra, en una entrevista dada al diario suizo “Le Temps”, hizo la advertencia de que la reciprocidad podrá  ser difícilmente puesta en práctica por los EE.UU. En primer lugar, sostiene que “sus procedimientos para la identificación de los beneficiarios contienen lagunas, lo cual obstruye la transmisión de información a las autoridades fiscales extranjeras acerca de los destinatarios no estadounidenses de cuentas en instituciones financieras estadounidenses. Además, el gobierno federal carece de los instrumentos legales para recopilar la información necesaria que permita la realización del intercambio automático. Es dudoso que en un futuro próximo la mayoría republicana en el Congreso esté dispuesta a aprobar nuevas leyes en este sentido.” Señaló también, “hemos constatado una fuerte oposición de parte de algunos sectores políticos a la instauración de una reciprocidad, incluso parcial, en el marco del FATCA. Esta oposición fue, sin duda, alimentada por los poderosos grupos de presión del centro financiero de EE.UU. que con los brazos abiertos da la bienvenida a muchos fondos libres de impuestos desde el exterior, especialmente de América Latina”.

El profesor Braillard añadió que pese a las vagas promesas que desde hace años vienen declarando los Estados Unidos y garantías brindadas por Pascal Saint- Amans, director del Centro de Política y Administración Tributaria de la OCDE, el Foro Mundial de la OCDE no puede dejar de suscitar escepticismo debido a la arbitrariedad, la falta de rigor y sesgo político que existe en este organismo; y que le ha permitido a los EE.UU imponer sus exigencias durante el desarrollo de este estándar global. Terminó concluyendo que “es oportuno recordar enfáticamente esta realidad, ya que si esta situación no se remedia, la misma provocará distorsiones graves de la competitividad entre los centros financieros (https://www.letemps.ch/economie/2015/05/03/echange-automatique-deux-failles-nouvelle-norme-mondiales).

En efecto, un artículo de la agencia Bloomberg publicado en enero describe a los EE.UU como el “nuevo paraíso fiscal” de las grandes fortunas, en particular de los latinoamericanos.

Se observa pues, que la norma global está envuelta de mucha incertidumbre y confusión. Pero a pesar de las preocupaciones en cuanto a las lagunas y puntos débiles del sistema propuesto por la OCDE, luego de intensas deliberaciones con los intermediarios financieros y otros profesionales, Suiza optó por la dolorosa decisión de renunciar a su secreto bancario incorporado a su legislación en 1934 para dar paso al modelo de intercambio automático de información en materia tributaria a partir del 2017 con el fin de recolectar datos sobre las cuentas pertenecientes a extranjeros; y el intercambio comenzará en el 2018. El país helvético decidió que no quería seguir más bajo el fuego de la crítica internacional. La plaza financiera suiza apuesta a sus ventajas competitivas tradicionales: “savoir faire” internacional, capital humano y seguridad jurídica, al tiempo que observa con indignación el éxodo de numerosas cuentas bancarias hacia territorio norteamericano.

Le corresponde ahora a Panamá actuar con cautela y dotarse de un margen de maniobra para hacer valer sus intereses legítimos. Es una negociación compleja que incluye varios temas y la decisión que adopte en cuanto a los mecanismos para los intercambios de información financiera con otros estados debe articularse constructivamente tomando en cuenta su realidad propia en el terreno. Debe igualmente el país, involucrarse activamente en el tema y prepararse para acompañar las nuevas tendencias en economía y fiscalidad internacional cuidándose de las precipitadas soluciones coyunturales o ambiguas que conlleven riesgos e inseguridad jurídica. La posición que mantiene hoy Panamá y la OCDE es, sin duda, una cuestión de estrategia como respuesta a una guerra geopolítica con intereses fiscales y financieros. Es una encrucijada política de cuya solución dependerá el futuro de la plataforma del sistema financiero panameño.

La autora es abogada

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