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El Congreso Norteamericano y el Whopper canadiense

Por Alvaro Tomas

Es obvio que los Estados Unidos es el motor monetario y psicológico detrás de las exigencias que organismos internacionales como la OCDE, GAFI, etc. imponen injustamente a las jurisdicciones como la nuestra en abierta violación a la libre competencia por atraer inversiones y a la soberanía de los países. Igual de obvio resulta que en los Estados Unidos, el congreso norteamericano es uno de los culpables más grandes de su ineficacia en la recaudación tributaria en detrimento del IRS  y uno de los más fanáticos en la protección a las multinacionales que donan dinero a sus campañas cada cuatro años.

Según la organización “Citizens for Tax Justice”,  Apple, General Electric, Pfizer y Microsoft (para mencionar sólo cuatro empresas reconocidas) adeudan al fisco norteamericano más de US$87 billones en impuestos que no han declarado pues mantienen el efectivo en países con una tasa tributaria muy inferior a la de los Estados Unidos. Ese efectivo es producto de ventas realizadas y facturadas en el extranjero por lo que las empresas no envían los fondos a USA  y se escapan de los impuestos que otras empresas con operaciones dentro de los Estados Unidos deben pagar al IRS. Pero eso no es lo único que les permite hacer el congreso de los Estados Unidos.

Las empresas norteamericanas le pagan regalías a sus subsidiaras internacionales por el uso de su logo, patentes y técnicas de producción, lo que convierte a sus ganancias, dentro de los Estados Unidos, en gastos deducibles y así envían los fondos fuera de dicho país para tributar en otra jurisdicción a una tasa mucho más baja y competitiva. Y el congreso norteamericano mira para el otro lado para no afectar a sus donantes.

De acuerdo al Institute on Taxation and Economic Policy, 362 de las 500 empresas que componen el Fortune 500 mantienen un total de 7800 subsidiarias en el extranjero y utilizan legítimos esquemas de mitigación de impuestos que inhabilitan al  IRS a extender sus tentáculos,  pues  su congreso no pasas las leyes necesarias para poder gravar esos ingresos.   Peor aún, reporta ese mismo Instituto, 25 de las empresas más grandes de los Estados Unidos como Verizon, el gigante de telecomunicaciones, no pagan impuestos. Esta última, que ha generado más de US$30 billones en utilidades en los últimos cinco años, no ha pagado un centavo en impuestos. Es más, recibió un reembolso del gobierno de los Estados Unidos.

Y es que el congreso norteamericano también se ha negado a pasar una ley que prohíba que las empresas deduzcan pérdidas que no pudieron utilizar en años pasados por no haber generado utilidades. Es decir, si tuviste un año malo, guarda tus deducciones que las podrás usar en otros años en que generes utilidades.

Y ahora el congreso está  con la papa caliente de las llamadas “inversions”. Esto es cuando una empresa norteamericana adquiere otra en una jurisdicción con impuestos más bajos y establece su sede en esta última. Los ejemplos sobran. El más reciente es Burger King de los Estados Unidos comprando la cadena canadiense Tim Horton´s, declarando su sede en Canadá y así bajando su tasa de impuestos de 35 % (en USA) a 15 % (en Canadá). Con esa ventaja financiera tan grande, que le produce a Burger King ahorrarse el 20% en impuestos, sobre sus rivales principales McDonald’s y Wendy’s, que harán estas dos últimas para poder competir? Sus abogados y auditores deben estar buscando una solución legal mientras escribo este artículo.

Y el congreso norteamericano hará algo? Nada. Es más fácil presionar a los demás países injustamente que pasar leyes que afecten a sus donantes y a las empresas que mantienen la empleomanía en los Estados Unidos.   Eso es lo que les conviene. El resto de las empresas dentro de los Estados Unidos sin operaciones en el extranjero, sus ciudadanos que no tienen esas facilidades que el congreso otorga y los demás países, poco versados en estos temas… que se jodan.  Es más fácil doblegar, pisotear la soberanía y convertir a los demás países en cobradores de impuestos para el IRS que cambiar las reglas en el congreso y Dios no quiera, perder su asiento en tan venerable cámara.

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