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La OCDE es un mural

Por Alvaro Tomas

24 de noviembre 2015

Pintada en la pared. Es lo primero que viene a la mente cuando se confirma que la gigante farmacéutica Pfizer de Estados Unidos fue adquirida por su competidora Allergan de Irlanda. La transacción no sólo hace sentido comercial sino mucho sentido fiscal. Ambas empresas provienen de países miembros de la OCDE que siguen usando sus estructuras legales para pagar menos impuestos. El motivo se infiere de un artículo publicado en The Wall Street Journal Americas del diario La Prensa, página 78 A de 23 de noviembre de 2015 y es muy sencillo: para poder competir en el mercado farmacéutico y seguir invirtiendo en investigación para crear nuevos medicamentos, Pfizer necesitaba bajar sus impuestos. Y una manera fácil y aceptada es estructurar que la empresa más grande sea adquirida por una empresa más pequeña y mudar su sede al país de origen de la pequeña mediante las llamadas fusiones invertidas o “corporate inversions”. En este caso, Pfizer pasará de pagar la tasa corporativa anual de 37% en Estados Unidos  a la tasa corporativa de Irlanda que es una de las más bajas del mundo en 12.5%.

Es el más claro ejemplo de porque la competencia fiscal es buena. Menos impuestos, más inversión, más empleomanía, mejores productos y más medicinas, más vidas se salvan. Y la OCDE entiende esto, sólo que no quiere que los países más pequeños como Panamá puedan atraer esas inversiones a su territorio sino que sean los países miembros de su club de naciones industrializadas los que se lleven todos los beneficios económicos.

Les aseguro que la OCDE y sus ejecutivos, que no pagan impuestos por ésta una organización multilateral, no dirán nada para obstaculizar la transacción so pena de afectar la imagen y reputación de dos empresas líderes en la industria farmacéutica, una de ellas norteamericana y la otra irlandesa. Dios los libre de condenar a los Estados Unidos y al sistema capitalista de buscar lo mejor para sus accionistas y para su modelo de negocios. Los Estados Unidos nunca ha aceptado el “estándar internacional” y las normas que busca imponer la OCDE al resto de sus miembros. Pero a Panamá lo critican y con los Estados Unidos miran para el otro lado; como un mural, pintados en la pared. Como ven, la OCDE, como hemos repetido en innumerables ocasiones en un organismo, sin coraje, que existe para pagar salarios a burócratas que buscan afectar a países como el nuestro y ayudar a sus países miembros a monopolizar el negocio de los centros financieros.

Otra prueba de que Panamá está en lo correcto se demuestra cuando economistas de la talla de Dan Mitchell del CATO Institute exponen en un foro público, como el realizado el 19 de noviembre de este año en el Hotel Sheraton de la ciudad de Panamá, que son los países de la OCDE los que están equivocados y no Panamá. El economista aclaraba que la política de impuestos altos de los miembros de la OCDE es contraproducente para la economía de esos países ya que restringe la inversión de capital y mantiene vivo un sistema de bienestar social que sólo creará y aumentará sus déficits fiscales. Afirma que la estrategia fiscal de Panamá para atraer inversiones es la correcta. Que la competencia fiscal es buena.

En dicho foro, muy completo por cierto, se habló desde la estrategia actual de nuestro país en defensa de los servicios financieros incluyendo la aplicación de las medidas de retorsión a los países que nos incluyan en lista discriminatorias a partir de 2016, el fallo de la OMC en contra de Argentina y a favor de Panamá en temas de servicios financieros y de la inconstitucionalidad de los tratados de intercambio fiscal automáticos. Las presentaciones pueden ser encontradas en el blog www.eduardomorgan.com.

No dejó de llamar la atención la presentación del norteamericano Andrew Quinlan quien aseguró que si los republicanos ganan la Casa Blanca en el 2016 se elimina FATCA (el mecanismo de intercambio de información fiscal de los norteamericanos) y el argumento contra los países más pequeños  pierde peso pues de uno de sus miembros más importantes (que no le para bola a la OCDE) saldría de esta lucha temeraria e injusta. De ser así, parafraseando a Juan Carlos Tapia, la OCDE podría quedar relegada a ser un bulto burocrático.

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