Ebrahim Asvat
La bitácora
29 de abril de 2015
Hace unas décadas atrás el poder jurisdiccional tributario de un Estado estaba limitado a su propio territorio. Un Estado podía gravar la renta dentro de su territorio o las generadas por sus nacionales y/o residentes dentro y fuera de su territorio pero no podía exigirle a otro Estado la aplicación de su ley tributaria. Luego de la crisis del año 2008 producto de la falta de regulación de los mercados financieros especialmente de permitir a los bancos internacionales dedicarse a especular por su propia cuenta en valores, bonos y cuanto instrumento financiero derivado pudiera crearse ha existido un marcado interés por buscar un chivo expiatorio. La crisis no fue creada por los denominados centros financieros secundarios u offshore ni por los supuestos paraísos fiscales. Pero qué bonita oportunidad política para buscar un chivo expiatorio. La respuesta a la crisis económica en Europa y Estados Unidos se concentró en satanizar a los centros financieros secundarios y a los países que han desarrollado una industria alrededor de los patrimonios de los denominados HNWI (individuos con un patrimonio neto alto). La planeación tributaria una institución reconocida por años bajo el principio de la libertad de todo individuo de pagar lo menos en impuestos siempre dentro de los parámetros de la ley empezó a ser cuestionada. Entre evasión fiscal y elusión fiscal se fueron borrando las diferencias y las cuentas bancarias en bancos suizos, panameños o alguna jurisdicción del caribe una presunción de actividad delictiva. A nadie le interesa saber los motivos para aperturar una cuenta en Panamá o Suiza. Podrían ser múltiples y válidos. Desprestigiando a los centros financieros de la periferia se impulsaba la repatriación a las buenas o a las malas de los capitales emigrantes. Pocas son las voces dispuestas a escuchar una realidad latente del mundo financiero. Para un extranjero los Estados Unidos es un paraíso fiscal para estacionar sus capitales líquidos. Igual a Panamá, los intereses sobre depósitos bancarios no pagan impuesto sobre la renta. Pero hay más. Los intereses sobre bonos de empresas americanas no pagan impuesto sobre la renta. Tampoco las ganancias sobre la venta de acciones de empresas cotizadas en la bolsa de valores independientemente de si se mantuvieron en posesión por horas o por días. Ser un extranjero y mantener capitales líquidos en los Estados Unidos es gozar de los mercados financieros más transparentes del mundo, seguros y a la vez con una carga impositiva mínima. Pero ¡ay! , de un americano invirtiendo en los mercados financieros de Brasil o Argentina o Francia. El americano deberá declarar cada centavo de ganancia que esos capitales le produzca so pena de altas multas y quizás prisión por evasión fiscal. Los Estados Unidos en materia tributaria siguen el criterio de renta global. Con ello pretenden cobrarle impuestos a los ciudadanos americanos y a los residentes americanos por todos los ingresos que generen en cualquier parte del mundo ya sea se encuentren o no en territorio norteamericano. Por lo tanto si usted tiene pasaporte americano porque nació en los Estados Unidos aun cuando viva en Panamá y tenga nacionalidad panameña y cédula panameña vaya buscándose un abogado que lo ayude a no terminar preso por evasión fiscal. Las autoridades tributarias de los Estados Unidos creen que los nacionales y los residentes norteamericanos no están pagando su cuota del sueño americano y ahora han lanzado sus misiles legislativos hacia el mundo y han inventado una nueva arma de destrucción masiva denominada FATCA. Con ello obligarán a todas las instituciones financieras del mundo y a todo los cuentahabientes en dólares a proveer información automática a las autoridades tributarias de los Estados Unidos. Ya no importa la nacionalidad o residencia del afectado. Todos sin distinción estarán obligados a cumplir con FATCA. Con esta medida los Estados Unidos ejercerá una hegemonía única en el mundo financiero internacional. Bajo el pretexto de obligar a los ciudadanos y residentes americanos en el exterior a declarar sus haberes obligan al mundo a declarar a su vez bajo condiciones similares aun cuando no tengan ni impuestos ni obligaciones tributarias a pagar so pena de gravar con el treinta por ciento todos los movimientos de dinero procedentes de los Estados Unidos. Y el costo de cumplir con FATCA lo paga el mundo. A ver qué le parece esto ciudadanos del mundo.
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