Por Eduardo Morgan Jr.
Agosto 8, 2018
El pasado 31 de julio se cumplieron 37 años de la desaparición física de Omar Torrijos. Conocí a Omar a principio de los años 60. Desde entonces fuimos amigos y lo seguimos siendo aún después de su muerte. Siento su presencia, su ejemplo, su dedicación a servir como la inspiración para seguir luchando por Panamá. Su gran hazaña, unificar todo nuestro territorio, y recuperar la riqueza usurpada va de la mano con la revolución que desde 1968 cambió a este país para siempre. La profundidad de las reformas incluyen la reforma electoral, el reconocimiento de la clase media, la educación superior al alcance de todos, el Código de Trabajo, el desarrollo del Centro Financiero, y otras más hechas posibles por el Gobierno de talentos que distinguió a su mandato.
Su gran logro, el Tratado del Canal, fue mucho más que eso. Fue la conquista de nuestro territorio, de nuestra riqueza, de nuestra dignidad. Los que no vivieron los años de la Colonia no pueden saber del oprobio de ser ciudadanos de segunda en su propio país; el pasar por la aduana de Arraiján bajo la vigilancia de una policía extranjera; el tener licencia de manejar y placa de circulación que dijera ‘Canal Zone’; no haber vivido el 9 de Enero y ver el ejemplo de los institutores, de enfrentarse al poder Colonial y defender con su vida nuestra bandera. No es fácil describir la emoción de ver a Roberto F. Chiari romper relaciones con el Imperio; ver la siembra de banderas en el territorio usurpado, sentir en los libros de historia patria la protesta de nuestros próceres y el sentimiento de repudio a la perfidia del francés Bunau Varilla de traicionar a la naciente República, convirtiendo sus ciudades principales en guetos y robándonos los puertos. (Este francés bandido dijo que los puertos a que se refería el Tratado eran los del mercado público, el muelle fiscal y Folks River).
La lucha generacional, o el alpinismo, como él lo bautizó, fue la savia que nutrió el patriotismo de Omar al emprender la campaña mundial para vencer al gran Imperio, recuperar el territorio y riqueza ocupados y perfeccionar nuestra independencia. Pero hubo algo más. Así como san Pablo fue derribado del caballo por el rayo bíblico para convertirse en el gran propulsor del cristianismo, Omar recibió también su rayo. Este lo recibió en México cuando le avisaron que no podía volver. El ‘rayo’ bíblico que recibió Omar lo adornó con un gran carisma, o sea, ese don de atraer y fascinar que Dios da a los escogidos en beneficio de la humanidad.
Hoy, vemos con gran preocupación que los principios Torrijistas se están perdiendo. De ser una nación respetada, estamos aceptando toda clase de falsedades contra nuestra economía de servicios que buscan destruir nuestro registro abierto de naves, la Ley de Sociedades Anónimas y Fundaciones, Zona Libre, Panamá – Pacífico, los Centros de Llamadas (‘Call Centers’) las Sedes Regionales y todas aquellas instituciones con las que Panamá aporta a la globalización de la economía mundial y que sustentan más del 85 % de la nuestra (incluyendo, por supuesto, el Canal) y que nos permiten subsidiar al resto de nuestra economía, incluyendo la agrícola y áreas como la educación. Este desarrollo, bien manejado, nos permitirá incorporar a nuestras áreas indígenas y disminuir, hasta desterrar, las desigualdades que hoy tenemos en nuestra Nación.
Esto hace obligante que el PRD vuelva a gobernar y no hay mejor candidato que Ernesto Pérez Balladares, quien se formó con Omar, quien lo tuvo entre sus más cercanos colaboradores. El Toro tuvo una presidencia destacada. Tuve el honor y el privilegio de ser su embajador en Estados Unidos y vivir de primera mano las reformas que tanto ayudaron al desarrollo de nuestro país. Como un Torrijista PRD, y ya en el ocaso de mi vida, les pido que el partido cierre filas con el Toro y que reciba el apoyo de los actuales aspirantes, todos con méritos suficientes para dirigir al país, pero que pueden esperar elecciones futuras. Lo importante es que el PRD vaya unido a las próximas elecciones lo que, sin la menor duda, garantizaría el triunfo y mejores días para Panamá.
Cierro estos pensamientos con una cita del presidente de EE.UU., Jimmy Carter, que hace a Omar el homenaje que todavía nuestro pueblo le debe.
‘Tuve que lidiar con muchos líderes alrededor del mundo cuando era presidente, pero ninguna relación fue mejor que la que tuve con Omar Torrijos. Él era un hombre de una gran visión y de un increíble coraje. Era un hombre de una integridad que superó todas las grandes adversidades con el fin de alcanzar sus grandes metas. Siempre le agradeceré a Omar Torrijos la contribución que hizo a los Estados Unidos de América y la oportunidad que me proporcionó de formar parte de este gran logro del cual él merece todo el crédito’.
http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/recordando-omar/24076908