Por Eduardo Morgan Jr.
Publicado por La Estrella de Panamá
Agosto 21, 2018
Son incontables los oprobios que sufrió el país durante la existencia de la Colonia conocida como Canal Zone : la discriminación contra los panameños, el Gold Roll y Silver Roll (discriminación en los salarios); comisariatos y sanitarios separados para las personas de ‘color’, categoría que incluía a los ‘latinos’; tener que vivir en un gueto en el centro de tu propio país con ‘Aduanas’ y licencia de manejo y de automóvil (placa) para transitar por la ‘Zona’ enclavada en medio del territorio patrio. Estábamos tan aislados del resto del mundo que el mercado de la ‘Zona’ se convirtió en el mercado de exportación de nuestros productos agrícolas y muchas veces estos se tropezaban con las leyes proteccionistas del poder colonial y teníamos que rogarles que las compraran. Tenían hasta lecherías para surtir su población de productos lácteos y fincas agrícolas manejadas por ‘colonos’ para sus verduras y vegetales y para no tenerlas que adquirir de nuestros campesinos. El egoísmo del imperio para que Panamá no se desarrollara y progresara llegó a límites aberrantes cuando trató de impedir que obtuviéramos un préstamo con la garantía de ‘los fondos de la posteridad’ (los $8 millones del pago de $10 millones por la concesión invertidos en hipotecas en New York) para financiar la construcción de un ferrocarril, o una carretera entre Panamá y David. En ese tiempo hasta para ir a La Chorrera había que hacerlo por mar, porque el país carecía de vías de comunicación. En una nota del Departamento de Defensa al Departamento de Estado y del Tesoro (en 1911) se les pide que se opongan a como dé lugar a que Panamá obtenga ese financiamiento ‘porque para la defensa del Canal a Estados Unidos no le conviene que Panamá tenga buenas vías de comunicación’.
Conocer la historia y los prohombres que lucharon para lograr lo que hoy tenemos nos hará un mejor país y nos preparará para seguir luchando contra los imperios neocoloniales que inventan toda clase de subterfugios y listas discriminatorias, porque quieren evitar que Panamá sea un competidor de sus negocios. Panamá, país de servicios por excelencia, tiene perfecto derecho a utilizar su gran recurso, la posición geográfica, para competir en este mundo globalizado. Recordar la experiencia que tuvimos cuando nos privaron de nuestra posición geográfica debe servirnos para que no vuelvan a subyugarnos.
En cuanto a la Dignidad, nada más quiero referirme a la que se manifestó en el valor de nuestros estudiantes, mártires del 9 de Enero, y de ese gran patriota, el presidente Roberto. F. Chiari, cuando rompe relaciones con el imperio y exige un nuevo tratado para restaurarlas. ¿Creen ustedes que si los mártires del 9 de Enero no hubieran defendido su bandera y el presidente Chiari no hubiera roto las relaciones tendríamos hoy un Canal 100 % panameño, sin Zona del Canal y sin bases militares? Esa dignidad inspiró a Omar Torrijos a subir el último peldaño en la lucha generacional y a otro gran presidente, Guillermo Endara, a decirle al imperio que durante su Gobierno, entonces un país ocupado, no se hablaría de negociar bases militares.
La denuncia es otra de las armas del arsenal que utilizan los países pequeños para defenderse. Panamá la usó para afear la conducta colonialista de EE.UU. frente a todo el mundo. Recuérdese que en aquellos tiempos en el mundo había dos imperios: el malo, la Unión Soviética, y el bueno, Estados Unidos, que no podía ser considerado imperio bueno si mantenía el estatus de Panamá. Torrijos usó la denuncia con gran eficacia. La reunión del Consejo de Seguridad en Panamá en 1973, le hizo conocer al mundo entero nuestra situación de país explotado y con una colonia extranjera en medio de nuestro territorio. Torrijos consiguió el apoyo del resto del mundo e incluso con la divulgación llegó a la conciencia misma del pueblo americano. No hay que perder de vista que Estados Unidos es un gran país en donde la justicia, el ‘fair play ‘, ocupa un lugar importante. Así, logró que un porcentaje significativo de su opinión pública apoyara hacerle justicia a Panamá y ello llegó al alma misma de ese gran individuo, Jimmy Carter, para borrar esa mancha de la historia norteamericana.
El Gobierno panameño debe cumplir con la obligación que le impone claramente el artículo 17 de la Constitución Nacional de ‘proteger en su vida, honra y bienes a los nacionales donde quiera que se encuentren y a los extranjeros que estén bajo su jurisdicción’. Para ello, tendrá que emprender acciones rigurosas ante la OCDE y el Gobierno norteamericano, para que cesen los ataques e injusticias en contra de nuestro país y de quienes aquí convivimos.
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