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FATCA: El G20 y la Ocde, ¿dónde están?

 

Por Eduardo Morgan Jr.

Publicado en La Estrella de Panamá el 27 de octubre de 2013

FATCA, o “Ley de Cumplimiento Fiscal sobre Cuentas Extranjeras”, es una ley norteamericana para que bancos y entidades financieras ubicadas en el extranjero informen sobre depósitos y activos financieros de contribuyentes norteamericanos. Es la extensión de la ley fiscal de EU a todo el mundo con  bancos y países como cobradores de sus impuestos. EU puede imponer esta ley por ser el dólar la moneda de cambio internacional, lo que obliga a los bancos y entidades financieras a tener depósitos y transacciones cambiarias con la banca ubicada en EU. De no someterse al FATCA, las transacciones que realicen en EU están sujetas a una retención del 30%, penalidad que los obliga a cumplir o retirarse de los negocios internacionales. 

 Para suavizar la férrea oposición de la banca mundial por los enormes costos de implementarlo  (la Federación de Bancos Europeos calcula que el costo solo  para sus 30 bancos más grandes será de $7.5 billones)   y  porque en algunos países el banco no podría dar la información sin violar su ley interna, han inventado el Intergovernmental Agreement  o Acuerdo entre gobiernos (IGA), por el cual los bancos darían la información a su gobierno quien la haría llegar al gobierno norteamericano. El IGA (que se pronuncia igual que la HIGA, el bejuco parásito  que aprisiona al árbol huésped y le succiona la savia  hasta convertirlo en una ruina) ofrece el incentivo de la reciprocidad por el cual EU informará de las cuentas de los nacionales de esos países en sus bancos. Por supuesto que en el IGA no incluyen eliminar el Qualified Intermediary Agreement, (en español, Contrato de Intermediario Calificado) que el intermediario financiero extranjero celebra con el IRS y que le garantiza secreto absoluto de la identidad de sus clientes que invierten en la economía norteamericana (las empresas extranjeras y las personas individuales tienen participación en compañías norteamericanas por valor de $2.9 trillones. Los extranjeros tienen $4 trillones de activos en bancos de EE.UU. y en cuentas de corretaje. En conjunto, los activos propiedad de extranjeros totalizan $25.16 trillones).

La promesa de EU de reciprocidad en la información tiene gran oposición de la banca norteamericana por el alto costo de su manejo  y el temor de que se pierdan muchos depósitos.  Debemos recordar que EU es el paraíso fiscal más grande del mundo y en sus bancos hay cerca de 2 trillones de dinero extranjero que no paga impuesto ni se reporta.

El FATCA afecta de manera directa a los 6 millones de norteamericanos residentes en el extranjero que tienen grandes dificultades para usar los servicios bancarios por la cantidad de controles que les imponen. Estos controles, aún antes de la vigencia del FATCA, responden al temor de los bancos de  que el cliente norteamericano pueda ser acusado de no pagar sus impuestos en EU y se señale al banco como cómplice.  De los 6 millones, algunos trabajan en empresas norteamericanas, pero   la gran mayoría son emigrantes, muchos de ellos jubilados que han establecido su residencia en países extranjeros buscando un mejor clima y un costo de vida más barato.

El impacto que desde ya está teniendo el anuncio del FATCA en estos grupos está provocando renuncia  masiva a su nacionalidad, a tal punto que algunos senadores están presentando proyectos de ley para frenarlas y están llegando al extremo, nunca visto en ese país, de querer establecer un impuesto de salida y amenazas de que no podrán  nunca más ir a EU.  Si esta política llegara a convertirse en ley, Estados Unidos estaría violando, incluso, el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  sobre el derecho a emigrar, algo inimaginable hace unos años.

¿Por qué ni la OCDE ni el G20  se han pronunciado sobre el FATCA, violación clara del Derecho Internacional, que, además, va a encarecer los servicios bancarios en el mundo entero? 

Tanto la OCDE como el G20 proclaman que los países deben cumplir con los llamados estándares internacionales. Uno de estos es el de la residencia como factor para el cobro de los impuestos, incluyendo la renta universal. Esto quiere decir que un europeo, un mejicano, un chino, un indio, un japonés etc., gravan la renta universal de sus residentes.  Así, por ejemplo, un mejicano que resida en Francia no tendrá que pagar impuestos en México sino en el país de su residencia, o sea, en Francia. Este es el estándar internacional. (Panamá no aplica la renta universal, sólo la territorial). En cambio, EU grava con impuestos a sus nacionales  donde quiera que estos residan violando así este estándar y con el FATCA va a obligar al resto del mundo a convertirse en sus cobradores de impuestos.

El G20, que agrupa a las economías más importantes del mundo, y el club de países ricos que es la OCDE, deben exigir a su miembro principal que elimine el FATCA y se adhiera a los estándares internacionales. Lo que EU persigue puede conseguirlo con los Tratados de Doble Tributación o con los de Intercambio de Información Fiscal, cuya aplicación no tiene el impacto tan negativo ni el costo tan ridículamente elevado del FATCA. Ya es tiempo de que el mundo haga ver a EU que existen normas o estándares que ellos deben respetar y volver a ser el ejemplo de libertad, justicia y democracia que sus próceres dieron al mundo.

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