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Normas fiscales de la OCDE- propuesta que amenaza la soberanía y la privacidad en los Estados Unidos.

Por Andrew F. Quinlan- 04/02/2014
La reforma fiscal fue tema popular entre los políticos y los miembros de los medios de comunicación en 2013. Los norteamericanos sufren que la economía sigue siendo débil y sienten el asedio de las recientes subidas de impuestos. Los burócratas internacionales no electos han hecho avances significativos en su propia búsqueda para reescribir las normas fiscales globales. La mala noticia es que las políticas que desean conducirán inevitablemente a mayores impuestos, reducción del crecimiento económico y menor prosperidad en todo el mundo .
Pascal Saint- Amans de la OCDE afirma la necesidad de » nivelar el campo de juego y garantizar la previsibilidad y equidad». Sus palabras son desmentidas por las políticas de la agenda; su mayor deseo de nuevas normas de intercambio automático de información sobre los contribuyentes entre las naciones es una gran amenaza para la competencia fiscal, la prosperidad económica  y la privacidad del contribuyente.

Desde hace más de quince años, la OCDE ha llevado a cabo un programa destinado a limitar la competencia fiscal entre las naciones que compiten por puestos de trabajo e inversión con mejores sistemas de impuestos y tasas más bajas. Los economistas tienden a ser los mayores defensores de la competencia entre las distintas jurisdicciones; esto alienta la competencia fiscal y que los países adopten buenas políticas tributarias.
El intercambio automático de información sobre los contribuyentes amenaza los cimientos de la competencia fiscal; es una práctica destructiva actualmente que, entre los países desarrollados, sólo utiliza los Estados Unidos. Aunque los E.U. ha perdido su ventaja competitiva en los últimos sigue siendo el principal destino de la inversión indirecta extranjera. Hay más de $ 25 billones de dólares en inversión extranjera indirecta en los E.U. hoy en día, por lo que lo que es el más grande de los llamados paraísos fiscales del mundo. Sin embargo, debido a los esfuerzos de los burócratas internacionales y recaudadores de impuestos, la competencia fiscal y todos los beneficios para los Estados Unidos pronto podría llegar a su fin.

El año pasado el G20 anunció que se había comprometido a presentar «una nueva norma mundial única para el intercambio automático de información» para el año 2014; esta norma requerirá transmitir los datos de los contribuyentes a granel a los gobiernos extranjeros.  A diferencia de la norma actual de intercambio de información a petición, no se requiere evidencia de mala conducta por parte del gobierno de destino. Simplemente se presume que ¡tienen derecho a toda la información relativa a cualquier persona que pudiera adeudar los impuestos!
La nueva norma plantea serias preocupaciones con respecto a la integridad de datos, la posibilidad de robo de identidad o mal uso de la información, y los abusos de derechos humanos. Los ciudadanos estadounidenses que invierten en el extranjero igualmente verán su información pase a través de múltiples manos antes de llegar al IRS. Regímenes opresivos tendrían mayor facilidad para “peinar” a través de los registros financieros de sus ciudadanos. Y significaría costos considerables a las jurisdicciones de bajos impuestos servir como sus recaudadores.
Los burócratas impuestos fiscales ven el intercambio automático de información entre gobiernos como una especie de Santo Grial. Eliminar la competencia facilitaría imponer tasas de impuestos exorbitantes. Frente a las enormes deudas de su propio gasto libertino, están desesperados por más dinero del sector productivo de la economía para las arcas del gobierno. El éxito de esfuerzos políticos les da oportunidad para establecer un nuevo régimen fiscal mundial radical.
La retórica utilizada para avanzar esta agenda oculta el verdadero propósito de las reformas. Sin competencia fiscal no hay juego y menos, nivelado. El nuevo intento de burócratas de la OCDE y el G-20 para el intercambio mundial de información automática pretende amañar el partido a favor de los políticos – y en contra de los contribuyentes.
No debe aceptarse que termine la competencia fiscal con el fin de «nivelar el campo de juego”. Al igual que todas las burocracias, la OCDE está compuesta por sus miembros con intereses propios. Pero pueden ser detenidos. Irónicamente son los contribuyentes estadounidenses los que cargan mayormente con los salarios libres de impuestos de los burócratas de la OCDE. Si el Congreso se une activamente para proteger los intereses de sus contribuyentes, las organizaciones que trabajan en contra de los intereses de E.U. la OCDE tendría que reconsiderar su último asalto a la competencia fiscal.

Andrew F. Quinlan es el co -fundador y presidente del Centro para la Libertad y la Prosperidad (@ cfandp ).

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