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Entrevista a Dr. Eduardo Morgan Jr. en Edición Estelar del Noticiero de TVN-Canal 2

Morgan: Colombia pierde más

El experimentado abogado Eduardo Morgan, señaló en la Entrevista de la semana de TVN Noticias Estelar, que la situación de Panamá y Colombia es una agresión hacia nuestro país, pero al mismo tiempo la calificó como un error. Morgan enfatizó en que Panamá no es ningún paraíso fiscal.

https://youtu.be/4R5ATQPTMn0

Gobierno panameño analiza medidas de retorsión contra Colombia

Por ANGEL LÓPEZ GUÍA
Diario La Prensa
Octubre 10, 2014
isabel de saint malo de alvarado vicepresidenta panama
Isabel de Saint Malo de Alvarado, canciller de la República.
08/10/2014 – La Cancillería de Panamá emitió esta mañana un comunicado en donde señala que analizará medidas de retorsión en contra de los países que discriminen a Panamá.

«Los Ministerios de Economía y Finanzas, Comercio e Industrias y Relaciones Exteriores trabajan coordinadamente para implementar las medidas aplicables a países que discriminan contra Panamá», indica el comunicado en referencia a la posición de Colombia de calificar a Panamá como paraíso fiscal.

«El Gobierno de la República de Panamá lamenta la decisión adoptada por el Gobierno de la hermana República de Colombia, a propósito de la falta de coincidencia en la suscripción de un Amplio Acuerdo de Intercambio de Información Fiscal y que ha derivado en la inclusión de nuestro país en la mal denominada “lista de paraísos fiscales. Panamá ha comunicado consistentemente a Colombia que un acuerdo de esta naturaleza, no representaría ningún beneficio para Panamá y más bien, pondría en desventaja a nuestro centro corporativo y financiero internacional», continúa la nota.
«Las autoridades colombianas solicitan el intercambio de información fiscal a requerimiento, intercambio espontáneo e intercambio automático mediante la negociación de un acuerdo mutuo.  Frente a estas propuestas y en el mejor ánimo de mantener el más saludable ambiente de negocios entre ambos países, Panamá ha planteado otros mecanismos para el intercambio de información que infortunadamente han sido rechazados por Colombia. Bajo principios de derecho internacional público, la República de Panamá no puede ser forzada a negociar acuerdos bilaterales, bajo la amenaza de imposición de un trato discriminatorio. Panamá cuenta con un sistema fiscal competitivo y sólido, por tanto, el Gobierno Nacional rechaza categóricamente cualquier designación de “paraíso fiscal, por cuanto refleja más bien un desconocimiento del funcionamiento del sistema tributario panameño, que ha sido reconocido por organismos internacionales debidamente acreditados», añade el comunicado de la Cancillería.
Esta mañana el Gobierno de Colombia formalizó su decisión de declarar a Panamá como «paraíso fiscal» y a través del decreto 1966 del 7 de octubre de 2014.

El costo de vivir al lado de Colombia

Por Licenciado Carlos E. González

A los panameños nos ha costado y nos cuesta carísimo tener a Colombia de vecino. Desde que los Borbones comenzaron con su centralismo en España y movieron administrativamente al Istmo de Perú a Colombia, venimos sufriendo los costos de estar relacionados con el país andino. Estos costos están asociados a una cosmovisión muy diferente entre nuestros dos países.

El núcleo del poder colombiano es centralista, conservador, proteccionista, elitista, excluyente y muy cerrado. Ese núcleo del poder, que tiene su base política en el centro del país, siempre ha prevalecido sobre áreas más liberales como las áreas costeras, las cuales no se han desarrollado en toda su magnitud, precisamente por la visión conservadora del centro.

Panamá, por el otro lado, siempre ha sido un país con vocación de ser parte del mundo; abierto, liberal, con movilidad social, crisol de razas, plataforma de negocios internacionales como no hay otra en nuestra región. Es, además, un país que tiene clara su cosmovisión, para beneficio del mundo, como lo señala nuestro escudo.

Gran parte de los conflictos entre liberales y conservadores en la vecina nación, tuvieron su génesis en el pensamiento de los panameños, desde el federalismo hasta el libre ‘cambismo’ (como llamaban al libre comercio entonces). De hecho, no es hasta Rafael Núñez, con su autogolpe y gobierno de la regeneración, que las cosas se calman en la Colombia del siglo XIX. El centralismo de Núñez tuvo una excepción: otorgarle libertad económica (aunque no política) a los panameños, al punto que ni siquiera impuso el uso del peso no convertible a Panamá.

Y es que el Istmo, desde esa época, era la plataforma de comercio internacional de Colombia. Nuestra separación le costó tremendamente en comercio internacional al país vecino (separación que se da porque el centro del poder no compartía nuestra visión e insistió en no aprobar el tratado con Estados Unidos).

Juan Manuel Santos haría bien en estudiar la lógica de Núñez con Panamá, porque Panamá es hoy, más que entonces, la plataforma de los negocios internacionales de los colombianos. Acá nuestros vecinos encuentran la libertad económica que no encuentran en su país, lo que les permite relacionarse mejor con el resto del mundo. Santos está a punto de, nuevamente, acabar con esa plataforma para detrimento de su propio país y sus nacionales.

Esto no sería tan grave, desde el punto de vista panameño, si no fuera porque la medida viene a ser un costo adicional que tenemos que pagar por estar al lado de Colombia. Costo que no solo obedece a medidas adoptadas por el Gobierno colombiano, como es el caso de los aranceles discriminatorios en contra de la Zona Libre de Colón (ZLC), sino también a su infinita incapacidad de hacerle frente a sus conflictos e irregularidades internas.

En efecto, Panamá debe invertir sumas ingentes en seguridad por culpa de Colombia. Desde radares, pasando por patrulleras, equipo de vigilancia de todo tipo y gasto policivo extraordinario, terminando por tener que pagar un cuasi ejército en la frontera con dicho país. Además, por el hecho de estar al lado de ellos, sufrimos de una percepción internacional que afecta nuestros negocios legítimos, como ha sucedido con el informe del GAFI, en donde gran parte de las presunciones se basan taxativamente en el hecho de tener frontera con Colombia.

Por lo anterior, es necesario que cualquier conversación o negociación con el gobierno de Colombia incluya, no solo que nos saquen de la lista de paraísos fiscales, sino que nos digan cómo van a solucionar el tema del contrabando que tienen en su país sin discriminar contra la ZLC y cómo nos van a compensar por los gastos extraordinarios en los que incurrimos ante su incompetencia interna.

Igualmente, debe incluirse en la discusión el beneficio que representa para los empresarios colombianos usar a Panamá como su plataforma de negocios internacional, así como lo hacen nacionales de muchos otros países para invertir en Colombia. No en balde Panamá es el segundo país del cual provienen más inversiones extranjeras a Colombia.

Es hora de que la relación bilateral se analice en su justa dimensión y que el núcleo del poder colombiano entienda que está a punto de cometer el mismo error que hicieron en 1903, y con costos similares.

Ley de retorsión para Colombia

Por: Erick Simpson Aguilera

Publicado en PMA507PTY – PANAMÁ BLOG

Octubre 15, 2014

Panamá

Según el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, declarar a Panamá paraíso fiscal “no es una decisión en contra de Panamá, sino una medida para perseguir a los evasores fiscales”.

De modo que, de acuerdo al presidente Santos, debemos interpretar como positivos y a favor de Panamá, los efectos negativos de dicha medida, a saber, afectar la imagen internacional del centro financiero panameño, aumentar del 14% al 33% los impuestos a los giros que se hagan desde Colombia a Panamá, doble tributación para los colombianos residentes en Panamá, etcétera.

Que fácil resulta jugar con las palabras como si los panameños fuéramos unos ignorantes que no nos enteramos. Entienda presidente Santos que, Panamá es un Estado soberano, no un departamento colombiano al que se le puede someter alegremente a los daños colaterales de la política colombiana sin pagar el precio, como si los panameños estuviéramos pintados en la pared.

Además, asegura el presidente Santos que, Colombia tiene que poner en marcha una política que incluya este tipo de medidas porque quiere ser reconocido por la OCDE como un país serio que lucha contra la evasión fiscal.

Es decir que, de acuerdo a esa irrespetuosa justificación, el ataque al centro bancario panameño, que según Santos es un daño colateral, no una medida directa en contra nuestra, es la carta de presentación de Colombia, para congraciarse con la OCDE y ser admitido en ese grupo de países hipócritas que se dan golpes de pecho, y se creen con moral para hacer listas de paraísos fiscales cuando muchos de ellos son precisamente eso, léase, paraísos fiscales, pero la ley no aplica para ellos, solo para Panamá y otros países fuera del exclusivo club de naciones ricas de la OCDE a la que aspira pertenecer Colombia.

Tal parece que, el presidente colombiano no se percata de la incoherencia de sus argumentos. Por un lado alega que, incluirnos es su lista de paraísos fiscales no es una medida en contra de Panamá, mientras por el otro señala que, somos una suerte de ofrenda de sacrificio para congraciarse con la OCDE y pertenecer a dicho club.

También señala el mandatario colombiano que, Panamá “estaba informada de esta situación hace mucho tiempo” e incluso hubo reuniones técnicas, pero ante la falta de respuesta por parte del país centroamericano en las últimas semanas, “al ministro de Hacienda no le quedó opción diferente a actuar, porque la ley se lo exige”.

Muy bien, esa es la posición soberana de Colombia y se respeta aunque nos afecte. Ahora procede que, también actúe Panamá en contra de Colombia, como país soberano que somos, aplicándoles lo que nuestra ley exige, léase, medidas de retorsión.

En ese sentido aplaudo una vez más, la decisión del Gobierno de Panamá de aplicarle a Colombia, la ley de retorsión, a raíz de su trato discriminatorio contra nuestra nación, si en un plazo de 7 días no rectifican retirándonos de su odiosa lista de paraísos fiscales.

De manera que, en una semana sabremos si precisamos aplicar o no, a Colombia, algunas de las siguientes medidas:

1- Aranceles para las principales exportaciones colombianas al mismo porcentaje que ellos le impusieron a la Zona Libre de Colón.

2- Aumentar al 33% los impuestos sobre sus remesas.

3- Visas para los ciudadanos colombianos que quieran viajar al Istmo de Panamá.

4- Cancelación del Tratado de Montería que les otorga paso gratuito a sus naves por el Canal de Panamá.

5- Deportación de los miles de privados de libertad colombianos y de los inmigrantes ilegales que se multiplican cada día.

6- Cancelar inmediatamente el proyecto de interconexión eléctrica, comoquiera que Colombia ha demostrado ser un país no digno de confianza, léase, no podemos depender energéticamente de una nación que nos amenaza, chantajea, y ataca económicamente.

7- Incluir a Colombia en nuestra propia lista negra de países problemáticos en temas de narcotráfico, terrorismo, y trata de personas, con los cuales debemos evitar asociarnos como nación y mirar con lupa, toda vez que, no permitiremos que un país que exporta tanta inestabilidad y problemas al mundo, incluido Panamá, pretenda descalificarnos y financiar su posconflicto a costillas nuestras.

8- Excluir a las empresas colombianas de las licitaciones públicas.

Quizás tomando las drásticas medidas en mención, Colombia aprenderá a apreciar la hermandad, amistad, y buena voluntad que Panamá le ha mostrado, a diferencia de países como Venezuela, Ecuador, y Nicaragua, los cuales por diversas razones que respeto (cada país es libre de escoger a sus amigos y enemigos), han sido abiertamente contrarios a Colombia y en duros términos han tensado sus relaciones con dicho país, logrando con esa tirantez, el respeto del gobierno colombiano hacia ellos, comoquiera que, son obvios el deseo y la política colombiana de no molestar, de mostrarse amigos, y agradar lo más posible, a sus vecinos incomodos, los cuales tratan a los colombianos cual enemigos. Si eso no es masoquismo, entonces es síndrome de Estocolmo, pero normal no es.

A propósito, ¿recuerdan en el conflicto de Colombia con Nicaragua debido a la delimitación fronteriza del Mar Caribe, quién corrió a defender y aliarse con Colombia en contra de Nicaragua?, así es estimados lectores, Panamá apoyó a Colombia en dicho conflicto. Y así nos pagan nuestra amistad, hermandad, la gran ayuda que les hemos dado al blindar la frontera para que no sea un santuario de grupos irregulares colombianos, y la acogida cordial que les damos a sus nacionales que hasta ahora han tenido las puertas abiertas para vivir, estudiar, trabajar, e invertir en Panamá como si fueran unos panameños más.

En fin, Colombia al aliarse con la OCDE para dañar nuestra economía, vuelve a recordarnos a los panameños que, ellos no son nuestros aliados, que debemos ser más duros, que no podemos vivir de romanticismos nacidos de nuestra historia conjunta, y que debemos separarnos del todo de ellos como en 1903.

Participación de Dr. Eduardo Morgan Jr. en programa Infoanálisis

Octubre 14, 2014

En el enlace a continuación podrá escucharse el audio del programa de radio Infoanálisis transmitido por la emisora Omega Stereo 107.3 en la que participó el Dr. Eduardo Morgan Jr. conversando acerca de la Ley de Retorsión a aplicar a países que ponen a Panamá en Listas Negras.

Entrevista al Ing. Carlos Troestch, Presidente de la Asociación Bancaria de Panamá en NTN24

Octubre 9, 2014

Carlos Troetsch dijo en el programa La Noche de NTN24 que el gremio bancario le pidió al Presidente Juan Carlos Varela “conversaciones diplomáticas” con el gobierno de Juan Manuel Santos luego de que Colombia incluyera a Panamá en su lista de paraísos fiscales.

Troetsch reiteró que “Panamá debe preservar la esencia de su sistema con la reserva bancaria porque le da a los depositantes la seguridad de que la información es completamente confidencial”.

El dirigente señaló que Colombia “puede acudir a otra serie de mecanismos para solicitar información de tipo fiscal”.

Video: https://www.ntn24.com/video/la-noche-27967

Panamá, el paraíso de la discordia

Artículo extraído de la Revista Semana

Octubre 11, 2014

https://www.semana.com/nacion/articulo/panama-el-paraiso-de-la-discordia/405717-3

La medida que busca rastrear a los evasores que esconden sus capitales en el istmo terminaría afectando a las empresas colombianas que operan legalmente.

  • El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, trataron de bajarle la temperatura al problema y ordenaron a sus ministros de Hacienda sentarse a dialogar.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, trataron de bajarle la temperatura al problema y ordenaron a sus ministros de Hacienda sentarse a dialogar. Foto: A.F.P.

La decisión que tomó el gobierno colombiano de declarar a Panamá un paraíso fiscal desató una gran tormenta en ambos lados de la frontera. A los panameños les pareció un acto inamistoso de parte de un país amigo y en Colombia, los empresarios que tienen negocios allá consideraron la medida muy perjudicial.

Desde que asumió su primer mandato en 2010, el presidente Santos le dio un giro al manejo diplomático del país, con el propósito de mantener unas buenas relaciones con los vecinos. La reconciliación con Venezuela y Ecuador fue la primera muestra de esta reorientación de la política internacional.

Por eso, sorprendió que por iniciativa colombiana se estuviera generando un ambiente de tensión con un vecino que no solo fue parte de Colombia en el pasado, sino que ahora es un socio comercial estratégico para muchas de las principales empresas del país.

El pasado miércoles se escucharon reacciones de indignación desde todos los sectores del istmo cuando se conoció el decreto por el cual Colombia los incluyó en la lista negra de países cuyos sistemas facilitan el ocultamiento de capitales extranjeros. El presidente Juan Carlos Varela irónicamente afirmó que su país sí es un paraíso pero no del tipo que señala el gobierno colombiano. La vicepresidenta y canciller, Isabel Saint Malo, manifestó que era un total desconocimiento de lo que es Panamá y el expresidente Ricardo Martinelli amenazó con tomar medidas de retaliación contra Colombia. El sector privado panameño fue el que más se molestó. “Panamá no es una islita del Caribe. Panamá tiene dientes, no vamos a permitir que jueguen con nosotros”, dijo el abogado y exembajador Eduardo Morgan, uno de los personajes más representativos del Establecimiento del istmo.

Pero no solo la dirigencia panameña reaccionó negativamente. Carlos Raúl Yepes, presidente de Bancolombia, entidad dueña en Panamá de Banistmo, el mayor banco de ese país, se pronunció como nunca antes lo había hecho frente a una decisión del gobierno. Calificó la medida de altamente inconveniente desde el punto de vista económico y político. “No creemos que haya sido un tema bien manejado; esperamos que se recapacite y se entienda que el daño va a ser muy grande, y el beneficio muy bajo o nulo”.

El tema escaló de la esfera económica a la diplomática. Para bajar la tensión, el presidente Santos escribió en su cuenta de Twitter que había acordado con su homólogo panameño dar instrucciones a los ministros de Hacienda para solucionar el problema de flujo de información financiera. En la tarde, el ministro de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas, y de Economía y Finanzas de Panamá, Dulcidio de la Guardia, dieron una rueda de prensa en Washington en donde afirmaron que en las próximas semanas comenzarán a trabajar en la búsqueda de un acuerdo para solucionar el problema.

Muchos se preguntan por qué Colombia tomó esta decisión, a sabiendas de que pondría en riesgo unas relaciones históricas entre dos países hermanos que han sido natural y tradicionalmente aliados. La verdad es que desde el punto de vista económico, el gobierno colombiano tenía fuerte razones para dar este paso. Ante el déficit presupuestal que enfrenta el país, en el mediano y largo plazo, la lucha contra la evasión se ha convertido en una de las prioridades del gobierno. Las autoridades creen que muchos colombianos utilizan a Panamá para esconder su dinero y no pagar impuestos en Colombia.

Para el anterior director de la Dian Juan Ricardo Ortega, la lucha contra la evasión se convirtió en una cruzada personal. A esto se suma que el presidente Santos se ha concentrado en dos metas que aspira sean el legado de su gobierno: la paz y entrar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). Como esta última organización exige que sus miembros apliquen mejores prácticas económicas y políticas y criterios financieros y tributarios transparentes y eficaces, las obsesiones de la Dian coincidieron con las de la Casa de Nariño.

No se sabe a ciencia cierta de cuánta plata se está hablando, pero algunos afirman que la evasión tributaria de colombianos, a través de los distintos paraísos fiscales, oscila entre 4 y 15 billones de pesos. Como Panamá es el país más cercano, se presume que la mayor parte de este monto podría estar allá. Con tantas necesidades que tiene Colombia y con la limitación de recursos para atenderlas, resulta cuando menos justo rastrear esos dineros y recuperarlos para que hagan parte del torrente tributario nacional. Pero seguir la huella de esas platas nunca ha sido fácil.

Para rastrear los capitales clandestinos se requiere que Panamá firme un acuerdo de intercambio de información tributaria, que le permita a la Dian contar con más y mejores herramientas para buscar a los evasores. Esto suena tan lógico como difícil, pues la realidad es que buena parte del éxito que ha tenido Panamá, como centro financiero internacional, obedece a la reserva con que se manejan los movimientos de capitales en ese distrito bancario.

Ellos reconocen que su deber es evitar el ingreso de dineros del narcotráfico y la corrupción, pero en lo que se refiere a los capitales de origen legal consideran que las implicaciones tributarias que tengan en sus respectivos países no son su responsabilidad.

Por su parte, la ley 788 de 2002 obliga al gobierno colombiano a señalar los países que no se ajustan a estándares internacionales de transparencia, en otras palabras a señalar los paraísos fiscales.

Durante los dos gobiernos de Uribe no se aplicó esa norma por las implicaciones diplomáticas que tiene acusar a otro país. El año pasado, sin embargo, Colombia decidió coger el toro por los cuernos y definir por primera vez un listado. En este incluyó 44 paraísos fiscales, entre ellos Bahamas, Anguila, Antigua y Barbuda, Islas Caimán, Hong Kong, Mónaco, Islas Maldivas, Chipre, Trinidad y Tobago, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Yemen, Jordania, Guyana y Cabo Verde. No obstante, excluyó transitoriamente a Panamá, y para no tener que declararlo paraíso fiscal le pidió que suscribiera un acuerdo de intercambio de información tributaria. Para que la medida tuviera efecto le notificó al gobierno panameño que si en un año esto no se volvía realidad, Colombia se vería obligada a incluirlo en la lista negra.

En teoría no se estaba pidiendo que se levantara la reserva bancaria que es un tema sagrado para el sector financiero. Simplemente se trataba de que cuando en Colombia hubiera indicios de algo indebido con un contribuyente pudieran preguntarles a las autoridades de ese país y tener respuesta. El problema es que es difícil establecer una frontera entre suministrar información y violar la reserva bancaria y tributaria.

El ministro Cárdenas afirma que el único objetivo con el acuerdo es controlar la evasión y asegurar que los nacionales colombianos que están obligados a pagar impuestos en el país declaren sobre sus ingresos y activos globales.

Aunque durante el último año hubo reuniones al más alto nivel entre los dos países, las autoridades colombianas no vieron un claro interés de Panamá por avanzar en los diálogos. Ellos, sin embargo, han tenido como disculpa el cambio de gobierno y la transición natural que debía hacer el nuevo presidente Juan Carlos Varela.

Para Colombia era evidente que Panamá le estaba dando largas al asunto. Vencido el plazo, el pasado miércoles 8 de octubre el Ministerio de Hacienda expidió el decreto para declarar al vecino país un paraíso fiscal.

Pero a pesar de que Colombia tenía razones válidas para tomar la medida, también es cierto que otro compás de espera a Panamá hubiera sido una decisión más mesurada y menos traumática para el país. Y el trauma obedece a que los afectados por la medida o cualquier retaliación que esta tenga no van a ser solo los evasores de impuestos, sino las empresas que operan legalmente, que no solo son muchas, sino muy importantes.

No hay que olvidar que la inversión colombiana en Panamá es enorme. En los últimos años se ha producido un verdadero desembarco de empresas colombianas en esa economía que viene creciendo a tasas superiores al 8 por ciento. Solo el año pasado las inversiones de Colombia en el istmo ascendieron a 3.200 millones de dólares.

Según la Cámara de Integración Colombo Panameña por lo menos 150 compañías colombianas están en el vecino país. El Grupo Empresarial Antioqueño, por ejemplo, tiene una parte muy importante de su operación allá. Además de Bancolombia, que posee el banco más grande de ese país, Cementos Argos tiene plantas en ese territorio y se ha convertido en un importante proveedor de cemento para las tareas de ampliación del Canal de Panamá. El Grupo Nutresa también tiene operación directa importante allá y Celsia acaba de adquirir bienes energéticos que lo convertirán en el segundo generador en el istmo.

Por su parte, Luis Carlos Sarmiento también tiene parte de sus intereses allí. El Grupo Aval, a través del Banco de Bogotá, es el propietario del BAC-Credomatic, una red bancaria con presencia en toda Centroamérica, incluido Panamá. Davivienda, el tercer banco de Colombia, también tiene banco en ese país. Cabe señalar que el 26 por ciento de los activos de la banca panameña está en manos de colombianos.

Pero la lista de compañías es aún más larga. Empresas Públicas de Medellín (EPM), Casa Luker, Arturo Calle, Corona, Hoteles Decameron, Pedro Gómez, Conalvías, Constructora Amarilo, Terpel, Avianca, entre muchas otras, encontraron en Panamá un mercado para expandirse y el puerto de entrada a Centroamérica.

La relación entre los dos países es tan estrecha que se estima que unos 700.000 colombianos están de legal o ilegalmente en ese territorio, alrededor del 18 por ciento del total de la población de Panamá, que asciende a 3,8 millones de habitantes.

¿Retaliaciones?

La preocupación de los empresarios colombianos es que terminarán pagando justos por pecadores. Esto concretamente se refiere a dos temas. Uno tiene que ver con el tratamiento tributario a partir de la declaratoria de paraíso fiscal. Entre palabras, los costos de las operaciones con Panamá van a aumentar, no solamente en cuanto a los giros ordinarios, sino en lo que hace referencia a los descuentos en la declaración de renta (ver al final del artículo: Efectos tributarios).

Pero el tema que verdaderamente tiene nervioso al sector privado colombiano son las posibles retaliaciones que podría tomar Panamá por considerar que el decreto colombiano es una cachetada. En ese país existe una ley expedida en el año 2002 llamada de ‘Retorsión’, palabra poco usada en el castellano, pero que significa devolver a alguien el mismo daño que de él se ha recibido. Es decir, ojo por ojo.

En virtud de esta norma el Estado panameño puede imponer una serie de sanciones. Por ejemplo, denunciar la vigencia del Tratado de Montería mediante el cual se les otorgó el paso libre de peajes a los barcos de bandera colombiana por el canal. O negarles a las empresas colombianas la posibilidad de participar en procesos de contratación con el gobierno de Panamá, incluyendo el canal. Es decir, no podrán ejecutar obras públicas ni venderle al Estado bienes ni servicios. Algunos abogados sostienen, incluso, que el vecino país podría exigir visas para entrar a su territorio. Las medidas podrían llevar a una operación tortuga con los contenedores que vayan a Colombia con el argumento de que tienen que ser inspeccionados cuidadosamente.

En cualquiera de los casos anteriores las implicaciones son muy grandes para los intereses colombianos. Interconexión Eléctrica S.A., (ISA) está a la espera de sacar adelante el proyecto de interconexión con Panamá, proceso que se reactivó hace un par de meses. Esta iniciativa contempla una línea de transmisión de energía de 600 kilómetros desde la subestación de Cerro Matoso (Córdoba) hasta Panamá. La inversión en el proyecto asciende a 450 millones de dólares. Colombia tiene previsto exportar energía hacia el vecino país por 250 millones de dólares anuales.

También hay proyectos en el sector de hidrocarburos. Ecopetrol está interesado en desarrollar actividades de exploración en el Caribe panameño en asocio con Anadarko. Además de explorar gas en la vecina nación.

Otro de los sectores dinámicos en Panamá es el de la construcción e infraestructura. Conalvías ha ganado varios contratos para construir y mantener carreteras panameñas. Constructora Amarilo, por su parte, tiene proyectos para fortalecer su presencia en Panamá, en donde tiene varios desarrollos inmobiliarios.

El arma de la retaliación ha sido ya utilizada con otros países. En noviembre de 2011 Panamá anunció su intención de aplicar la ley de ‘Retorsión’ contra Francia, una vez que representantes del gobierno galo se refirieron a Panamá como paraíso fiscal. Francia estaba pendiente de la adjudicación de los vagones para el metro de Panamá, y este negocio estuvo a punto de ser bloqueado. Después de disculpas y reuniones, y transcurridos algunos meses, en abril de 2012, para firmar la pipa de la paz Francia sacó a Panamá del listado de paraísos fiscales y entre los dos firmaron un tratado para evitar la doble tributación.

Ecuador también fue incluido por Panamá en la lista de países de ley de ‘Retorsión’ por una medida que fue considerada discriminatoria. Por esta razón, todo proponente que aplique para venderle algún producto o servicio al Estado de Panamá, deberá presentar con su oferta una declaración juramentada en la cual certifique que no es ecuatoriano, ni controlado directa o indirectamente, ni actúa en representación de alguien de ese país.

Ahora bien, no se sabe si Panamá tomará medidas contra Colombia o esperará el resultado de los diálogos que los presidentes ordenaron a sus respectivos ministros de Hacienda. Lo que está claro es que el ambiente está caldeado.

El escenario ahora es que, como las medidas derivadas del decreto colombiano entran en vigencia el primero de enero de 2015, la expectativa es que en las próximas diez semanas se llegue a un acuerdo. Sin embargo, todo indica que el proceso no será fácil. Antes de que se venciera el plazo de un año dado por Colombia, Cárdenas llamó varias veces al ministro De la Guardia para discutir el asunto, pero ni siquiera le pasó al teléfono, lo que ilustra la molestia que este tema representa para el istmo.

Cárdenas ha dicho que mientras se encuentran mecanismos de acuerdo, el decreto que incluyó a Panamá como paraíso fiscal seguirá vigente. Esto de entrada vuelve tenso el ambiente con que se van a iniciar las negociaciones. Voces panameñas piensan que primero Colombia debe derogar el decreto para llegar a un acuerdo.

En esta relación hay roces que vienen de tiempo atrás, por las denuncias de gremios económicos colombianos sobre la masiva entrada de productos chinos a bajos precios, procedentes de la zona libre de Colón. Por eso el gobierno colombiano impuso el año pasado salvaguardas a la entrada de calzado y textiles y confecciones, medidas que causaron gran escozor en Panamá. Los dos países cerraron negociaciones para un tratado de libre comercio el año pasado, pero el acuerdo no se ha puesto en marcha. Eso demuestra el nivel de tensión que existe entre las dos naciones.

Muchos creen que será difícil que Panamá acepte todas las exigencias que haga Colombia en materia de intercambio de información. Entre otras razones, porque el propio presidente Juan Carlos Varela y su ministro de Finanzas De la Guardia vienen del sector privado, y son unos convencidos de que la forma como funciona Panamá en la actualidad es la que le conviene al país.

Esa es una economía que gira alrededor de los servicios –canal, zona libre, centro bancario, abanderamiento de naves, estructura societaria– y su estructura fiscal está basada en la territorialidad de la generación del ingreso, es decir solo se paga impuestos por las utilidades generadas en Panamá, pero no las que vienen del extranjero.

Aunque Panamá ha firmado acuerdos de intercambio de información y doble tributación con varios países, los entendidos afirman que con Colombia el asunto es menos fácil. Incluir a Panamá en la lista de paraísos fiscales no es capricho extravagante colombiano. Eso lo han hecho Perú, Venezuela, Argentina, Brasil, Chile y Ecuador, para mencionar solo a los del continente.

Pero Colombia es diferente para Panamá porque los colombianos mueven capitales muy importantes en ese país y son por lo tanto uno de los clientes más grandes a los cuales no se debe espantar. Como el dinero es oportunista no se descarta que ante un cambio de legislación, los inversionistas recojan su plata y simplemente se vayan para otro lado.

Efectos tributarios

Los pagos que hagan compañías colombianas por servicios de consultoría o asistencia técnica a firmas ubicadas en Panamá estarán sometidos a una retención en la fuente del 33 por ciento, y no del 10 por ciento como sería para otra jurisdicción.

Por regla general, los pagos que se realicen a personas ubicadas en paraísos fiscales no pueden ser deducidos como costo para determinar el impuesto sobre la renta.Toda operación que realice un residente fiscal colombiano con una persona ubicada en un paraíso fiscal –en este caso Panamá– estará sometida al régimen de precios de transferencia sin importar si son o no vinculados económicos. Y tendrá, en consecuencia, que presentar documentación comprobatoria (estudio de precios de transferencia) y declaración informativa de precios de transferencia.La tarifa general de retención en la fuente para los inversionistas de portafolio del exterior domiciliados en paraísos fiscales es del 25 por ciento, mientras que la retención en la fuente para aquellos que no están domiciliados en paraísos fiscales es del 14 por ciento.Los colombianos que tengan residencia en Panamá serán considerados residentes fiscales colombianos, por lo tanto, estarán sometidos a impuesto sobre la renta sobre sus rentas de fuente mundial. Es decir, deberán pagar impuestos por las utilidades que obtengan en Panamá y en Colombia.

¿Qué es un paraíso fiscal?

Por Licenciado Julio E. Linares Franco

Publicado en el diario La Prensa

Octubre 12, 2014

Un paraíso fiscal es aquella jurisdicción, territorio o Estado que aplica un régimen tributario favorable para aquellas personas naturales o jurídicas que no residen dentro de su entorno jurisdiccional, territorial o estatal. Se beneficia, por ello, a los extranjeros, sobre todo.

Una de las características principales de todo paraíso fiscal es que establece regímenes muy diferentes y jurídicamente separados, entre los nacionales, los residentes, y los extranjeros no residentes. A estos últimos se les permite una serie de ventajas fiscales, en detrimento de los otros.

Tomando en cuenta esta característica, Panamá no es ni puede ser considerado como un paraíso fiscal. No tenemos leyes especiales que le otorguen ventajas tributarias a los extranjeros sobre los nacionales. No tenemos regímenes jurídicos separados que le permitan a un extranjero tener ventajas fiscales o tributarias sobre los panameños o residentes, respecto al pago de los impuestos nacionales y, por ende, en la declaración de estos. En ese sentido, la ley es igual para todos.

Tampoco se le aplica una normativa distinta a aquellas sociedades panameñas que tributen dentro del territorio nacional, de aquellas que generen ingresos fuera de Panamá. En el caso de las sociedades anónimas, por ejemplo, ambas se rigen por la misma Ley 32 de 1927.

De hecho, el paraíso fiscal más grande del mundo es Estados Unidos. En ese país las instituciones financieras, por ejemplo, no están obligadas a reportar sobre las cuentas bancarias de extranjeros, aduciendo que de hacerlo se produciría una inminente fuga de capitales.

Es decir, hay una clara y marcada diferencia en el concepto jurídico y administrativo entre los extranjeros que abren cuentas bancarias, teniendo estos una importante ventaja fiscal sobre los nacionales de aquel país, quienes deben declarar sus cuentas e intereses. Nos consta el vía crucis que tienen que cumplir, tanto los panameños como los extranjeros para abrir una cuenta bancaria en nuestro país. Dificultad que se simplifica al llegar a Estados Unidos, pues allá ese mismo trámite se hace en minutos, sin mayor sustentación.

Y si queremos continuar con la comparación, Panamá ha endurecido su legislación respecto a los deberes del agente residente, de manera que estos mantengan información suficiente en sus registros para conocer al cliente. Sin embargo, en Estados Unidos los agentes residentes no tienen estas obligaciones de exigencia de conocer al cliente.

Entonces, la pregunta que surge es: ¿Por qué nos califican como paraíso fiscal? Muy sencillo, porque ante la ineficacia e incapacidad que tienen algunos países para cobrarle impuestos a sus nacionales, pretenden que Panamá se convierta en un agente de cobro o fiscalizador de sus impuestos federales. Es decir, que carguemos con la pena ajena.

Como país soberano, no estamos obligados a cambiar nuestro sistema de renta territorial, que ha sido la piedra angular de la pujante economía de servicios durante casi 100 años, para hacerle el favor a los demás países, cuya renta es universal.

Lo más interesante es que muchos de esos países que piensan en Panamá como meritoria de una lista gris están quebrados, con economías debilitadas, con déficit enormes y deudas estratosféricas. A diferencia de nuestro sólido sistema bancario, financiero, corporativo y marítimo, que está blindado por una serie de leyes y controles contra los crímenes de lesa humanidad, como el tráfico de armas, de drogas, la trata de personas, el blanqueo de capitales, el terrorismo y el lavado de dinero.

Panamá no es una islita del Caribe

Entrevista realizada por Radio Panamá al Dr. Eduardo Morgan Jr.

Octubre 9, 2014

‘Panamá tiene diente, no vamos a permitir que jueguen con nosotros’ señaló el abogado y exembajador Eduardo Morgan en el noticiero Panamá Hoy sobre la declaración por parte del gobierno colombiano de Panamá como ‘Paraíso Fiscal’. ‘Para Colombia somos una plataforma internacional de negocios’ agregó Morgan.

Tío Sam, ¿una carretilla para cargárselos?

Por Alvaro Tomas

La lucha de nuestro país para que otros más “poderosos” no nos afecten por tener un principio de impuestos territorial y usar incentivos fiscales para atraer inversión extranjera directa no es, como muchos creen, un tema de lavado de activos, evasión fiscal o de conozca su cliente. Es un tema de competencia. Punto. En un mundo globalizado donde los dineros se mueven según más le convenga al que los invierte, los países ayudan a sus empresas a generar ingresos y crear empleos utilizando subsidios, incentivos fiscales, etc. Apple instala una sucursal de ventas internacionales en Irlanda acogiéndose al régimen impositivo irlandés de 12.5% que, dicho sea de paso, es más bajo que el impuesto en Panamá (25 %). Y Apple lo hacen para sacar un beneficio fiscal y comercial y así poder competir con Samsung, Huawei, Nokia, etc. Es competencia básica, capitalismo puro y duro: menos impuestos; menos costos de producción; menor precio al consumidor; más ventas; más ganancias para los accionistas.

Al ser un tema de competencia comercial, esto debe ser visto en el foro mundial adecuado. Lo dijo Dan Mitchell, Senior Fellow del Cato Institute,  en su magistral conferencia* realizada en días pasados en la ciudad de Panamá: nuestro país debe defenderse de los embates de los países miembros de la OCDE en la Organización Mundial de Comercio (OMC) ya que éstos no practican lo que predican. Como muestra un botón: por qué nos presionan para eliminar las acciones al portador si más de 20 de los 34 miembros de la OCDE las permiten en sus países?

Pero volviendo a la OMC.  A los estadounidenses (líderes del cartel de la OCDE) ya los han encontrado culpable en dicho organismo. Es posible que Panamá presente una demanda; ese es el foro correcto para nuestros reclamos ante los ataques de la OCDE en que nos nombran paraísos fiscales o países no cooperadores. En 1999, la Unión Europea demandó la legislación estadounidense conocida como Foreign Sales Corporation (FSC) ya que se trataba de un subsidio de exportación que se le otorgaba a las empresas norteamericanas en forma ilegal puesto que iba en contra de los lineamientos de la OMC. La OMC  encontró culpable al gobierno estadounidense y  éstos derogaron en el 2000 dicho subsidio pero, seguidamente, emitieron el Extraterritorial Income Exclusion Act (EIE) en noviembre de ese mismo año. Es decir, un incentivo fiscal para las empresas que vendían en el extranjero y generaban ingresos fuera del territorio norteamericano.  No cobrar impuestos por las ganancias generadas en el extranjero? Hmmm….A mí me suena familiar.

Sigamos: (pensando que esta genialidad engañaría a los europeos) la Unión Europea en el año 2001 vuelve y demanda, ante la OMC, a los Estados Unidos ahora por que la regulación EIE también era una manera injusta de competir ya que aliviaba la carga tributaria de las empresas exportadoras estadounidenses. Por supuesto, la OMC encuentra culpable a los Estados Unidos y los condena a US$4 billones en multas. Es cierto que, difícilmente, se cobrará esa multa pero al menos da: (i) le dio una victoria moral a la Unión Europea al demostrar las prácticas ilegales de los Estados Unidos y (ii) le da argumentos para negociar en otros temas comerciales o diplomáticos.

Como ven los Estados Unidos busca beneficiar a sus empresas y a su país siempre que puede. Eso es lo correcto, eso es competir en un mundo globalizado. Y Panamá no puede hacer lo mismo? Panamá debe ejercer su derecho a que se le respete su soberanía y que todos los países jueguen limpio y con las mismas reglas.