LA LECCIÓN DE OBAMA
Eduardo Morgan Jr.
La elección de Barack Obama ha mostrado al mundo que el pueblo norteamericano ha dado un paso más hacia su perfeccionamiento como una gran nación. Estados Unidos, rico en recursos naturales, ha sabido explotar esa riqueza, gracias a la existencia de un pueblo educado que muy temprano en su historia entendió que invertir en educación era la forma de hacerse grande. Esa educación, fomentar la pasión por aprender, por ampliar los conocimientos, ha dado sus frutos para los que habitan en ese país privilegiado, y para el resto de la humanidad. Son incontables los inventos y los descubrimientos en el campo de las ciencias y las artes, originados en EEUU, de los que nos hemos beneficiado los que habitamos este planeta. Son destacables sus triunfos en aviación, agricultura, medicina (la vacuna contra el polio, entre muchos). Vienen a mi memoria las comunicaciones por satélite que EEUU puso a disposición de todos los países (creando la organización internacional, INTELSAT). Y tal vez la más impactante de todas las tecnologías, la que unifica el mundo: el INTERNET, que elimina fronteras y distancias, y ofrece un universo de información casi ilimitada.
Las teorías políticas son otro campo en donde los pensadores norteamericanos han contribuido al desarrollo humano. Su sistema democrático está en constante perfeccionamiento. Y esta democracia no solo es teoría, sino aplicación práctica. “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, palabras pronunciadas por Abraham Lincoln en Gettysburg, encierra todo un contenido filosófico de elecciones libres, y de gobierno democrático y responsable ante los ciudadanos.
Las joyas de su cultura, sus grandes instituciones educativas. Harvard, Yale, Stanford, MIT, Columbia, Georgetown, por mencionar algunas, educan a la elite de ese pueblo. De allí salen sus científicos y líderes políticos más destacados; allí se forman extraordinarios administradores públicos, abogados, ingenieros, y otros profesionales. Son reputadas instituciones abiertas a todos los norteamericanos (y a no pocos extranjeros) en las que no importa el nivel social, racial o económico.
Barack Obama es producto de ese sistema. Su gran inteligencia y personalidad le permitió educarse primero en Columbia, y luego en la escuela de leyes de Harvard. Es el primer negro, o afro-americano, como se auto-identifican, que fue editor de la Revista de Leyes de Harvard. Educarse en esta universidad, y la distinción en la dirección de la citada revista, conduce a las grandes ligas del Derecho. Sin duda, Barack Obama es un hombre excepcional, que tal vez no hubiera llegado donde ha llegado de haber carecido de la sólida educación que, hasta hace unos años, se les negaba a los negros; desde la escuela primaria recibían una educación deficiente y discriminante, razón por la cual la lucha por los derechos civiles fijó como objetivo acabar con esta diferencia. El proceso fue largo. A la abolición de la esclavitud, siguió la segregación racial. En Panamá la vivimos en la antigua Zona del Canal; las escuelas y otros servicios estaban segregados, y la calidad educativa para los “no blancos” era pobrísima. No fue hasta el tratado Remón-Eisenhower que el gobierno norteamericano se comprometió a eliminarla (los “zonian” le dieron la vuelta y crearon “escuelas latinoamericanas” para no integrarlas).
La lucha de Martin Luther King y otros prohombres de los derechos civiles se centró en la integración de la educación. Que los negros fueran aceptados en las escuelas de los blancos, aún cuando éstas estuvieran en otros barrios, fue lucha durísima. Al fin, ese gran líder de los derechos civiles, el Presidente Lyndon Johnson, forzó la integración con el famoso busing, el traslado de estudiantes negros a los barrios blancos y viceversa. Fue la educación, la que empezó a derribar en la sociedad norteamericana los muros absurdos de la segregación, y a borrar el color de la piel, como referencia de valor. Se produce, entonces, el verdadero y final melting pot. Es esta nueva sociedad, liderada por el hombre extraordinario que mezcló, finalmente, los ingredientes, la que enfrentará los retos que el nuevo milenio presenta a la humanidad. Serán nuevos ojos los que verán que la codicia y la inmoralidad no deben ser el norte del capitalismo; que ser el más fuerte no da derecho a subyugar al más débil; que hay que desenmascarar a los señores de la guerra, y recordar la advertencia de Dwight Eisenhower, de que el gran peligro de los EEUU era el Sector Industrial Militar (the Indusrial Military Complex). Estos son los que crean y azuzan los conflictos para justificar un presupuesto de Defensa que es más grande que la suma de los presupuestos de defensa del resto de los países del globo juntos. En fin, veremos un país renovado, que volverá a respetar a las Naciones Unidas, creación de Franklin Delano Roosevelt, instrumento idóneo para preservar la paz y reparar todo el daño que hizo el gobierno de Bush al pueblo norteamericano y a la humanidad. ¿Qué debemos aprender, los panameños, del ejemplo de Obama? Que la educación es la clave de la prosperidad de un pueblo, y de la superación del ser humano.
10-1-2009
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