REFLEXIONES SOBRE LOS DECRETOS –LEYES DE SEGURIDAD
Eduardo Morgan Jr.
En relación con los Decretos Leyes relativos a la seguridad que tantos comentarios han suscitado entre la ciudadanía, nos llama la atención que el gobierno no ha hecho público ningún documento que contenga una exposición de motivos sobre estos Decretos. ¿Cuáles son sus antecedentes, cuál es su razón de ser, qué limitaciones tienen nuestras leyes actuales que justifican el cambio que estos decretos traerán en nuestro actual sistema de seguridad? Y, quizá el punto más importante, ¿cuánto costará su aplicación?
Analicemos en primer lugar la creación de un Servicio Nacional de Fronteras, o sea la fuerza militar especial para el resguardo de ellas. ¿Qué justificación tiene esta fuerza militar? Es obvio que en nuestra frontera con Costa Rica no hay ni habrá ningún problema de seguridad que requiera el desplazamiento de una fuerza militar especial. Por tanto, es dable creer que el gobierno se ha enfocado en la frontera con Colombia, en la aislada y poco poblada provincia del Darién. Se habla del peligro que para nuestra soberanía y nuestra seguridad representan las incursiones de grupos irregulares colombianos, particularmente las guerrillas de la FARC. Sin embargo, en los 60 años de existencia de este grupo armado NO HA HABIDO INCIDENTE GRAVE ALGUNO, que haya afectado ni nuestra seguridad ni nuestra soberanía en esa parte de nuestro territorio de una gravedad que requiera un aparato militar de la magnitud del que se pretende estructurar ahora.
No es descabellado pensar que la creación de esta fuerza militar especial pudiera tener un resultado negativo, totalmente contrario al que se persigue. La guerrilla colombiana puede pensar que Panamá se ha incorporado al Plan Colombia y que nuestra nueva fuerza militar tiene como misión atacar a los grupos guerrilleros en el área limítrofe. Por supuesto que esta deducción podría acarrearnos los incidentes graves que no hemos tenido en los más de 60 años de existencia del conflicto colombiano. Y estos incidentes pudieran traer como resultado que nos viéramos involucrados en ese conflicto y con ello se irían raudos de nuestra ahora pacífico territorio los miles de turistas e inversionistas extranjeros que aquí llegan por la paz que entre nosotros encuentran, amén de otros efectos de igual o mayor gravedad para nuestra sociedad y Estado.
El otro aspecto a considerar es el costo de esta fuerza militar especial. El gobierno no ha mencionado para nada este punto. Una fuerza militar especial en un área sin buenos caminos se moviliza por aire, por los ríos o con equipos terrestres especiales. ¿Cuántos helicópteros necesitará nuestro ejército de frontera? ¿Cuántas lanchas especiales para la navegación en los ríos? ¿Qué tipo de equipo terrestre? Sabemos que los helicópteros no son baratos ni de comprar ni de mantener. Hace pocos días se hablaba de una inversión de 10 millones en la compra de uno (con dinero donado por Taiwán). ¿Y cuánto costarán los equipos terrestres especiales y las lanchas para la navegación en los ríos del Darién? No me atrevo a predecir costos pero en vista de la falta de información del gobierno, podemos estar hablando de que la fuerza militar especial pudiera llegar a costarnos varios centenares de millones al año. No olvidemos que cuando se habla de seguridad, de defender la soberanía, no se ponen límites a los gastos y los controles no existen o se flexibilizan peligrosamente.
El otro componente importante de los Decretos de Seguridad es la creación del Servicio Nacional Aeronaval. Es obvio que nuestra Fuerza Pública necesita de aviones, helicópteros y naves especiales para apoyar el orden público, proteger a nuestros ciudadanos y asistirlos en caso de desastres naturales, amén de cuidar nuestro mar territorial.
Lo que no debemos hacer es crear una infraestructura con el objeto de sellar nuestras costas en el Atlántico y el Pacífico con la excusa de evitar, tanto la incursión de los narcos colombianos que tienen a nuestro país convertido en depósito de la droga cuyo destino final es EEUU y Europa, como también por las supuestas amenazas terroristas al Canal.
¿Cuánto nos costará la implementación de esos proyectos? ¿Cuál es el valor de los aviones, helicópteros, lanchas y naves para patrullar nuestras costas? ¿Cuánto nos costarán los radares en ambos mares para detectar las incursiones de los narcos o de supuestos terroristas? Me temo que al final estaremos gastando varios cientos de millones en la compra de los equipos y en su mantenimiento posterior. Y lo que será más lamentable, las ganancias del Canal se nos irán en la creación y en el soporte de esta estructura militar.
¿Y cuáles serían los efectos sobre el tráfico de drogas y las amenazas al Canal (terrorismo) si no los implementamos? En la década de los 90 y en los primeros años del presente siglo en Panamá se incautaba un promedio de 8 toneladas de droga al año. En el último año y en lo que va del 2008 las cantidades representan cifras astronómicas. El año pasado se incautaron más de 66 toneladas y este año ya van 30 toneladas. Este es el resultado de la gran cooperación internacional que existe en la lucha contra el narcotráfico y la ayuda que presta el gobierno norteamericano a través de la DEA, de su Guardacostas y sus otras entidades de seguridad. Es natural la cooperación de EEUU ya que un alto porcentaje de la droga que pasa por Panamá tiene como destino el gran mercado de consumo norteamericano que representa severos daños para su economía (100 millones por tonelada). Los radares y equipo de detección que posee EEUU para detectar movimientos de aviones y naves y lanchas de todo tipo en el área circundante a nuestro Istmo son insuperables. Durante las fallidas negociaciones para establecer en Panamá el Centro Multilateral Antidrogas (CMA), el General Barry McCaffrey, quien había sido Jefe del Comando Sur y era entonces el Zar de la Droga, nos manifestó que no había nada que se moviera en esa área sin que ellos (EEUU) lo detectaran desde sus bases en Texas y que no veía ninguna ventaja en ese Centro. Eso fue hace más de 10 años por lo que presumimos que con el desarrollo tecnológico sus instrumentos de detección son aún más formidables. En cuanto a las amenazas al Canal por el terrorismo, no olvidemos que tenemos celebrado con EEUU el Tratado de Neutralidad, el cual, según palabras del propio General Torrijos, al explicárselo al pueblo panameño en un programa de televisión en el cual él hacia las veces de docente y la audiencia de alumnos, obligaba al ejército de ese país, el más poderoso del mundo, a defendernos. Aclaró el General que no era que EEUU tuviera el derecho de defendernos sino el deber de hacerlo, en caso de agresión al Canal. Aquí acuñó su famosa frase: “ESTAMOS BAJO EL PARAGUAS DEL PENTÁGONO. “ESO SIGNIFICA” –agregó- “QUE NO TENDREMOS QUE USAR LOS BENEFICIOS DEL CANAL PARA COMPRAR TANQUES DE GUERRA, AVIONES , HELICÓPTEROS Y NAVES DE COMBATE SINO QUE LOS USAREMOS PARA TRACTORES AL CAMPESINO, INVERTIR EN EDUCACION, EN SALUD, Y BIENESTAR PARA NUESTRO PUEBLO”.
Reflexionemos, pues, si es que las cosas ahora han cambiado y ya el sueño del General no existe y estamos en proceso de revivir las locuras de las Fuerzas de Defensa de Noriega que quiso secuestrar los beneficios del Canal para su seudo ejército.
EMJr.
24/9/2008
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